Diputación reconoce el trabajo de la congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl
El presidente de la Diputación Provincial de Jaén, Francisco Reyes, ha entregado este miércoles a la congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl una placa en reconocimiento a la labor asistencial que desarrollan desde hace más de 175 años en la provincia jiennense, así como a su contribución en los ámbitos social y educativo.
La residencia Siloé, ubicada en la calle San Lucas de la capital, ha acogido este acto en el que Reyes ha agradecido a esta congregación “la labor que vienen realizando desde hace 177 años en la provincia de Jaén, especialmente dedicándose a las personas más vulnerables” y ha puesto de relieve la vinculación de las Hijas de la Caridad con la Administración provincial a través de la prestación de servicios sociales. “Hablar de las Hijas de la Caridad en Jaén es hablar de los servicios sociales que viene desarrollando la Diputación desde el siglo XIX y allá donde las hemos requerido han estado a trabajar y a repartir esfuerzo y amor a las personas que lo han necesitado”.
Desde mediados del siglo XIX, las Hijas de la Caridad han estado al frente de la labor benéfica desarrollada por la Administración provincial en el Hospital de San Juan de Dios, la Casa de expósitos o la Casa Cuna y los hospicios de mujeres y de hombres. Asimismo, a partir de la etapa democrática esta congregación ha colaborado también con la Administración provincial en la realización de la labor asistencial prestada desde centros como las residencias Santa Teresa, López Barneo o los antiguos Crónicos Orgánicos y Los Prados.
“De ahí que le hagamos este reconocimiento, respondiendo además a una iniciativa de un grupo de médicos de la provincia que son conocedores de la labor que vienen desarrollando”, ha señalado Reyes, que también ha conocido durante la jornada de hoy el trabajo que realizan las Hijas de la Caridad en la residencia Siloé, con la que coopera económicamente de forma anual la Diputación de Jaén. En la actualidad, esta congregación se encarga de atender a personas con discapacidad que se alojan en este centro, desde el que se persigue fomentar la integración social de este colectivo y favorecer su autonomía personal, económica y social.
Por su parte, Sor Rosalía Hernández ha agradecido en nombre de esta congregación este reconocimiento. “Ha sido una sorpresa porque nunca pedimos nada, ni esperábamos nada, ya que nosotras tenemos la satisfacción por el hecho de trabajar con seguridad, con competencia y nuestra vida estaba completamente llena”, ha señalado, para remarcar que “hemos sido muy felices trabajando en el ámbito de la salud y en los temas sociales. Es un privilegio tener la capacidad y los medios de hacer el bien”.