Manifiesto del Movimiento Feminista de Jaén con motivo del 8 de Marzo

Manifiesto del Movimiento Feminista 8M con motivo de la manifestación de este 8 de Marzo en Jaén:

«Hoy es 8 de marzo y el movimiento feminista de Jaén, plural, diverso y en continua resistencia, ha salido a la calle para reivindicar la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres. Tenemos la voz y tenemos la acción. Tenemos la energía inconformista y tenemos la fuerza de la sororidad. Reivindicamos espacios inclusivos, espacios de empoderamiento y de realización personal para todas las mujeres. Reivindicamos más espacios políticos y sociales desde donde trabajar, incansables, por la igualdad. En este tiempo de negacionismo de las múltiples violencias contra las mujeres y de proliferación de discursos machistas que tratan de invisibilizar la lucha feminista y los logros que gracias a ella hemos conseguido, es el momento de fortalecer nuestras redes y de diseñar, todas juntas, nuevas propuestas de intervención activista. Nuestra lucha es de todas. Es una contribución digna al bien común, al bienestar de todos y de todas.

Denunciamos, con especial intensidad, que el negacionismo se va extendiendo como una mancha de aceite en instituciones públicas como la Junta de Andalucía, que en los últimos días acaba de imponer un recorte sin precedentes en la Ley de Igualdad, eliminando la fiscalización obligatoria de la perspectiva de género en los presupuestos autonómicos, así como las medidas para el acceso al empleo, la promoción laboral, la formación, la igualdad retributiva, la conciliación de la vida familiar y laboral, la protección frente al acoso sexual y al acoso por razón de sexo en aquellas empresas privadas que no están obligadas a la elaboración de planes de igualdad por ley. Todo ello sucede mientras Andalucía lidera el triste ranking de la violencia machista con 17 mujeres asesinadas en 2023 (una de ellas en Jaén), lo que supone el 29,3% de las asesinadas en toda España. Todo ello mientras se subvenciona con miles de euros a asociaciones antiabortistas y perpetuadoras de roles sexistas. Todo ello mientras las mujeres de Jaén siguen sin poder interrumpir voluntariamente su embarazo en ningún centro sanitario de nuestra provincia, a pesar de tener derecho a ello por ley desde el año 2010.

El feminismo tiene que seguir luchando para visibilizar que el trabajo de los cuidados es uno de los pilares fundamentales sobre los que se apoya el sistema económico actual porque sin ellos, el sistema se derrumbaría. La crisis de cuidados que atravesamos ha puesto en evidencia los límites de una economía que ha relegado el cuidado de la vida al espacio doméstico y que se ha edificado sobre el trabajo no remunerado de las mujeres. Denunciamos que el trabajo de los cuidados es un sector profesional feminizado, totalmente precarizado y minusvalorado. El cambio por el que abogamos debe traer aparejado un reparto de responsabilidades para el cuidado de la vida y el total respaldo de las instituciones, además de la sustitución de la lógica público-privada por una lógica público-social-comunitaria. Es prioritario adoptar medidas urgentes frente a la privatización de los cuidados y acabar con la precariedad de quienes los llevan a cabo. Reivindicamos el derecho colectivo a los cuidados y decimos, alto y claro, que la frase “pongamos la vida en el centro” no es solo una expresión, sino una muestra de nuestro firme rechazo a un modelo privatizado y familiarista, que absorbe la vida de millones de mujeres y que está promovido por un sistema capitalista, patriarcal y colonial.

Dentro de este marco de cambios en las lógicas de pensamiento político que hoy exigimos, desde el feminismo reivindicamos no ser exclusivamente consideradas objetos de producción: reivindicamos repensar y decidir cuáles son las posiciones relevantes que queremos ocupar en nuestras vidas. La lucha feminista ha de llevarnos más allá de la igualdad económica para reivindicar una organización comunitaria que priorice lo que nos construye y nos sostiene como personas, nuestro capital afectivo-emocional.

Esta tarde queremos hacer una mención especial a todas aquellas personas que, por su ideología, género o condición social, están sufriendo las consecuencias de guerras injustas que tienen su origen en la agresiva voracidad capitalista y patriarcal. La invasión de Ucrania o el genocidio en Palestina nos recuerdan que el movimiento feminista, de raíz pacifista, tiene que alzar su voz contra estas violencias premeditadas. Entre los sectores de población que más las sufren están las mujeres y las niñas, víctimas de bombardeos y ataques, pero también de múltiples vejaciones y violaciones. Ellas, las mujeres, siguen sobreponiéndose día tras día a la crueldad para vertebrar estas sociedades en guerra. Ellas resisten en Ucrania y en Palestina y en todas aquellas geografías donde no se respetan sus derechos y libertades: la ablación, el feminicidio o el matrimonio infantil están vergonzosamente presentes en el siglo XXI.

El movimiento feminista ha de tener un objetivo global, salir de sus zonas de actuación inmediata y reivindicar en los órganos de toma de decisiones de carácter internacional que se actúe de forma implacable contra la desigualdad y contra las violaciones de los derechos humanos. Exigimos a nuestros gobiernos occidentales que dejen de proteger, encubrir y favorecer a quienes siguen ejerciendo violencia colonial y guerras silenciosas sobre las personas que habitan en otras zonas.

Frente a la desigualdad, la educación es un arma igualadora de primer nivel. Los currículos de los diferentes niveles educativos deben incorporar, sin excusas y sin objeciones de conciencia, la perspectiva feminista interseccional. La coeducación que buscamos es un trabajo de toda la sociedad. Se ha de coeducar para destruir las relaciones de subordinación, los mitos del amor romántico o la naturalización de los micromachismos. Se ha de coeducar con intensidad para fortalecer una conciencia de lucha permanente contra las violencias machistas. Se ha de coeducar para destruir todas las discriminaciones a las que se enfrentan las personas no hegemónicas en ese sistema cis-heteropatriarcal, racista, capacista o adultocentrista que nos oprime. Se ha de coeducar con amplitud de miras y traer con fuerza a nuestro presente el ejemplo, los hechos y los logros de todas aquellas mujeres cuyas contribuciones nos han sido intencionadamente ocultadas en los libros de texto, en las antologías, en los museos, en los laboratorios o en cualquiera de los espacios donde se han hecho aportaciones significativas para mejorar y transformar la sociedad. Visibilizar crea conciencia y memoria, y apoyarse en la memoria colectiva de quienes nos precedieron y nos abrieron camino, es semilla de futuro y una fuente inagotable de fuerza para todas nosotras.

Para promover esa visibilización, la Universidad, como institución de educación superior, tiene el deber de fomentar la perspectiva de género en todas las investigaciones que en ella germinan. Tiene el deber, igualmente, de hacer que esas investigaciones que tienen por objetivo promover la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres no se queden en el ámbito de la Academia y de las publicaciones de artículos. La Universidad tiene el deber inexcusable de poner los saberes al servicio de la transformación social y de trabajar para que se reconozcan, al mismo nivel que los saberes institucionales, los saberes comunitarios, los saberes cercanos y las vivencias de la realidad como fuentes de conocimiento. Nuestros universitarios y universitarias, que saldrán a la calle para ejercer las profesiones más diversas, tienen que llevarse en su currículum formación feminista y conciencia de lucha. Pedimos al Gobierno de España que democratice el acceso a la universidad, que desmantele las redes que imposibilitan el acceso a la Universidad a muchas personas mediante la alianza de rectores y universidades privadas, de tasas impagables y de restar credibilidad y oportunidades a las personas que provienen de otros países.

Exigimos un mundo más inclusivo, más igualitario, más verde y más solidario. Sin las aportaciones de las mujeres a través del movimiento feminista, la consecución de ese objetivo no será posible. El movimiento feminista se ha consolidado en esta cuarta ola como defensor incuestionable de la sostenibilidad medioambiental en todo el planeta. Se ha reivindicado abiertamente pacifista e inclusivo, mostrando su activismo en zonas de conflicto. El movimiento feminista reivindica una atención sanitaria universal y unos recursos asistenciales dignos para todos y para todas. Sigue alzando su voz, igualmente, contra la pobreza. En este 8 de marzo no podemos olvidar que la pobreza, en pleno siglo XXI, sigue teniendo rostro de mujer. Detrás de cada lucha por cada uno de los elementos que integran el bienestar social existe una mujer que no se resigna. A todas y cada una de ellas nos debemos.

Por todo ello, en este 8 de marzo, EXIGIMOS:

  • La transición hacia un sistema público, gratuito y universal de cuidados, arraigado en lo local y basado en la promoción de la autonomía y de la vida independiente, la corresponsabilidad social, la valorización social y económica del trabajo de cuidados, la profesionalización de una parte de los mismos y el diseño de las políticas públicas desde una perspectiva feminista.
  • Que en cumplimiento de la Ley Orgánica 2/2010 y la Ley Orgánica 1/2023, se articulen de manera inmediata los mecanismos para que las mujeres de Jaén puedan interrumpir voluntariamente sus embarazos en algún centro sanitario público de nuestra provincia.
  • Que se tenga también en cuenta a las mujeres del campo cuando se habla de los problemas de la agricultura, vital para nuestra provincia.
  • Que las estrategias de integración NO sigan la lógica de la tolerancia y dejen de recrear sistemas de marginalización y separación en la comunidad.
  • Que las políticas sean amables con las realidades de la gente y se preocupen de la construcción de un sistema permeable y afectivo para que las comunidades se desarrollen según sus iniciativas y no bajo las lógicas del poder patriarcal y el permiso institucional.

¡FEMINISMO VISIBLE, MUJERES INVENCIBLES!