Hilary Pearce y su socia gallega Paz Garrido gestionan el aula de educación ambiental El Cantalar

Ha pasado ya más de un cuarto de siglo desde que Hilary Pearce dejara su Londres natal para aterrizar en Cazorla, un municipio y una sierra que la cautivaron hasta el punto de que, desde entonces, es una lugareña más. También por aquel entonces se dejó caer por Cazorla Paz Garrido, una gallega que también quedó embrujada de la belleza de la Sierra de Cazorla. Las dos coincidieron poco después de su llegada en el centro de educación ambiental El Cantalar, que primero fue un centro público y ahora es una cooperativa gestionada por estas dos emprendedoras, Hilary y Paz.

“Me atrajo mucho el paisaje y el modo de vida de la sierra de Cazorla”, afirma en un perfecto castellano Hilary Pearce, ilusionada por recuperar de nuevo la actividad en El Cantalar tras más de un año casi perdido por culpa de la pandemia. El Cantalar es un centro de ecoturismo ubicado en el interior del parque natural, en el término de La Iruela, que ofrece  todas las comodidades para pasar unos días disfrutando de un entorno único. No sólo enseñan a escolares sino también a familias y grupos de personas a disfrutar de la naturaleza con deporte moderado, alimentación de calidad, etc. El centro, con 52 plazas de alojamiento, offerta todo tipo de actividades para grupos, escolares y amantes de la naturaleza en general. Desde el ecoturismo, el senderismo y también la inmersión lingüística, a cargo de la británica Hilary Pearce.

Su compañera, Paz Garrido Lara, otra emprendedora rural enamorada de Cazorla, ofrece también cursos de yoga en plena naturaleza. Y dónde mejor que aquí, donde el silencio y bienestar y la liberación de adrenalina hace que las actividades en la naturaleza tengan un valor restaurador y terapéutico. En este “refugio para el alma y los sentidos” se potencia el valor terapéutico de los bosques con las personas que vienen a visitarlos.

Arriba, Paz Garrido practicando yoga en la Sierra de Cazorla; sobre estas líneas, Paz Garrido y Hilary Pearce,al frente del aula ambiental de El Cantalar; abajo, una excursión educativa por el Borosa.

Mantenerse en un sector tan complicado como el turismo es todo un éxito. “Nos ha ayudado mucho la capacidad de resiliencia que solemos tener las mujeres” reconoce Paz quien no duda al afirmar que “las cosas son más difíciles en el medio rural”. Paz admite que con la pandemia llegaron a replantearse su proyecto, aunque finalmente decidieron remar a favor del desarrollo sostenible y continuar intentando superar todas las dificultades.

En todo este periplo empresarial, estas dos emprendedoras han contado con el apoyo  inestimable  del Grupo de Desarrollo Rural Sierra de Cazorla.

Para que la niciativa empresarial tenga éxito, Paz habla de tres aspectos a tener en cuenta; formación empresarial y financiera, saber vender tu producto y tener responsabilidad social. “Hay que aprender a gestionar una empresa, vender tu producto y hacerlo de una forma sostenible”, asegura Paz en declaraciones a la Asociación de Desarrollo Rural (ARA) de Andalucía.

Paz confía en las potencialidades de las zonas rurales como espacios llenos de oportunidades. “En el medio rural no todo es turismo o agricultura. Hay margen de maniobra para innovar y crear. Solo desde el talento conseguiremos atraer a la juventud”, afirma.

Las nuevas tecnologías de la Información- dice- están cambiando el mundo rural que comienza a percibirse como un espacio de ventajas frente a la masificación de la ciudad.