El crecimiento paulatino de la superficie oleícola abre desafíos vinculados con la biodiversidad, la sostenibilidad y el cambio climático

REPORTAJE PUBLICADO EN ALMA DE PUEBLOS EL PASADO 30 DE JUNIO Y QUE HA SIDO GALARDONADO CON EL PREMIO UNIVERSIDAD DE JAÉN DE´COMUNICACIÓN DE LA CIENCIA`

El olivo es, sin duda, el árbol más emblemático de la cultura mediterránea Un bosque milenario modelado por el hombre, que forma parte de la vida de las poblaciones del viejo mundo desde que en la Edad de Bronce comenzara un proceso de domesticación a partir del acebuche en el este del Mediterráneo que desembocó en los olivos actuales. El olivar está presente ya en 67 países de los cinco continentes, con una superficie que supera los 11,5 millones de hectáreas de las que el 87% se concentra en los nueve países de la cuenca del Mediterráneo que son los principales productores.

España, con algo más de 2,65 millones de hectáreas de olivar (y no para de crecer), representa más del 22% de la superficie mundial de olivar y más del 42% de la producción de aceite de oliva en el mundo. Sin embargo,  ese liderazgo oleícola mundial tiene ante sí importantes retos de futuro que tienen que ver con la biodiversidad y la sostenibilidad de este cultivo y también con la innovación tecnológica: -La secuenciación del 95% del genoma del olivar va a permitir poner en valor nuevas variedades y hacer frente a las enfermedades que más castigan al olivo.

-El olivar se ha erigido en un excelente oasis para la biodiversidad y refugio de un gran número de especies. El sello ‘Olivares vivos’ se ha convertido en la primera marca de garantía agroalimentaria europea que certifica la recuperación real de la biodiversidad.

-¿Cómo afectará el cambio climático? Aunque el olivo juega un papel relevante para mitigar los efectos del cambio climático por la reducción de la huella de carbono, hay estudios que alertan de que el impacto climático podría reducir las cosechas hasta en un 34% en las comarcas de clima más suave.

-¿Qué hacer con los 7 millones de toneladas de residuos de la poda del olivar que se generan cada año? La generación de energía (biomasa) y la aplicación en la industria del plástico biobasado como materia prima son ya una realidad.

-Las más de 500.000 hectáreas de olivar de regadío acaparan casi una cuarta parte del consumo total en Andalucía. Pero el porcentaje de aguas residuales reutilizadas apenas llega al 5% en la actualidad.

-La innovación es uno de los grandes desafíos de un cultivo que en la última década ha crecido en todo el mundo a un ritmo de 150.000 nuevas hectáreas. Sin embargo, un tercio de la superficie olivarera no es transformable. El mecanismo de compra pública de innovación está alumbrando prototipos de alto valor tecnológico. Es el olivar 4.0.

-Genoma del olivar.- Una investigación coordinada desde la Universidad de Jaén (UJA) ha permitido secuenciar el 95% del genoma del olivo, un trabajo que aspira a revolucionar el sector con nuevas variedades y árboles más resistentes. Y un nuevo mundo de posibilidades también para hacer frente a enfermedades como la verticilosis o la Xylella, que tienen una expresión clara en la genética del olivo.  La investigación ha permitido ensamblar el genoma de la variedad Picual, la mayoritaria en el olivar andaluz, y se han presentado los resultados de secuenciación de 50 genomas, 40 correspondientes a variedades cultivadas y 10 a olivos silvestres.

“Hemos realizado un análisis filogenético de los genomas usando cientos de miles de variantes en el ADN y se han identificado dos grandes ramas de olivos cultivados con un cierto parentesco genético: por un lado, los olivos de la zona europea del Mediterráneo, desde Grecia hasta el Levante español y, de otro lado, los olivos de la parte africana o asiática del Mediterráneo desde Turquía, Irán o Siria hasta el sur de España, que habrían llegado después, durante la dominación árabe”, indica el catedrático de Genética de la UJA, Francisco Luque, que ha liderado un equipo de investigadores de las universidades de Jaén y Málaga, del Ifapa de Córdoba y de la universidad norteamericana de Virginia Tech.

-Oasis para la biodiversidad.- Los olivares peninsulares no sólo son un gigantesco pulmón verde, sino que también son el hábitat de un gran número de especies, muchas de ellas amenazadas. Lo ha constatado el proyecto LIFE Olivares vivos (https://olivaresvivos.com/) tras el análisis de 40 fincas olivareras de Andalucía donde se han localizado 165 especies de aves, la cuarta parte de todas las especies documentadas en la Península Ibérica, además de 58 especies de hormigas, más de un centenar de especies de abejas, así como 549 tipos de plantas herbáceas y 137 leñosas. Incluso los científicos se han topado con una sorpresa inesperada   al descubrir en la campiña cordobesa una especie vegetal endémica, la Linaria qartobensis.

Se han llevado a cabo prácticas de gestión de cubiertas herbáceas, restauración vegetal de zonas improductivas e incremento de las áreas de refugio del avifauna. “La idea es recuperar la biodiversidad en unos olivares que son el entorno ideal para proveer de alimento y morada a especies  como las aves, tan beneficiosas para el control de plagas, conviviendo simbióticamente y en armonía”, explica José Eugenio Gutiérrez, de SEO/BirdLife, la entidad que coordina el proyecto LIFE Olivares vivos en colaboración con  el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) e investigadores de la Universidad de Jaén (UJA) y la Diputación Provincial. Gutiérrez cree que la filosofía de este programa va en consonancia con las directrices de la nueva Política Agraria Común (PAC) y anuncia la intención de extender el mismo al resto de zonas productoras del país y de otros países productores de aceite de oliva, como Italia, Grecia o Portugal.

El aceite producido en estas fincas cuenta con el sello ‘Olivares vivos’, que es la primera marca de garantía agroalimentaria europea que certifica la recuperación real de la biodiversidad. Uno de ellos el aceite de oliva virgen extra Premium Castillo de Canena, que se extrae de un olivar convertido en un corredor ecológico en el valle del Alto Guadalquivir, entre las sierras de Cazorla y Mágina, en Jaén. “Llevamos muchos años sin aplicar herbicidas ni insecticidas y haciendo un esmerado cuidado de las cubiertas vegetales, creando isletas para la biodiversidad con humedales y balsas de riego”, explica María Garrido, ingeniera agrónoma de la finca del Pago Las Majás, donde Castillo de Canena ha producido su aceite bajo los parámetros de la agricultura biodinámica. El resultado de esta apuesta por la biodiversidad ha sido, por un lado, la drástica reducción  de las plagas en el olivo y, por otro lado, la recuperación de reptiles o de las poblaciones de lechuzas que han encontrado un hábitat perfecto en este olivar junto al Guadiana Menor.

-Cambio climático.- El olivar tiene también un protagonismo esencial en la lucha contra el cambio climático y la desertización. El papel de este bosque humanizado es incuestionable para mitigar los efectos del cambio gracias a la fijación de dióxido de carbono tanto en la masa leñosa como en el suelo, sin menoscabar el potencial energético de los subproductos o el mejor aprovechamiento del agua de lluvia que permite el mar de olivos. Los expertos estiman que cada ejemplar almacena en sus primeros 20 años de existencia una cantidad de CO2 equivalente de 30,89 kg/año. Y en el olivar ecológico (80.000 hectáreas en Andalucía) la Asociación Española de Producción Ecológica ha constatado que se reduce la huella de carbono en un 100%.

Ahora bien, el olivo, al igual que otros cultivos, se verá afectado por los cambios en las condiciones meteorológicas previstas en el futuro en la Península Ibérica. En ese sentido, el proyecto AdaptaOlive 2.0 que impulsan investigadores del  Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria (Ifapa) de Córdoba y del Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales de la Universidad Politécnica de Madrid  ha alertado de cambios en el comportamiento del olivo por alteraciones en las condiciones meteorológicas en un futuro cercano (2040-2069) y lejano (2070-2099).

El estudio identifica incrementos en la producción de aceituna que podrían llegar hasta el 19% en las comarcas más frías debido al efecto positivo del incremento de CO2 en la atmósfera y al adelanto en la floración que hace que eventos de estrés hídrico y térmico durante floración sean menos frecuentes. Por el contrario, en zonas con temperaturas invernales suaves (Sevilla ó Jerez) se prevén reducciones en la cosecha de hasta el 34%. “Estas circunstancias ya han sido observadas en zonas cultivadas con olivar en la isla de Tenerife, y en el futuro podrían ser frecuentes en el suroeste de la Península Ibérica”, advierte Ignacio Jesús Lorite, investigador principal del Ifapa. En cuanto a la incidencia del estrés hídrico, las caídas de producción en secano oscilan entre aproximadamente el 10% en la comarca de Granada, casi el 20% en Jaén y más del 80% en zonas con inviernos cálidos como Sevilla. El olivar de la provincia hispalense y el de la comarca de Jerez serían, por tanto, los más vulnerables al impacto del cambio climático.

-Economía circular con los residuos del olivar.- Europa genera cada año más de siete millones de toneladas de residuos de poda del olivar, pero sólo se utiliza una cantidad muy pequeña para la generación de energía. El resto normalmente se quema o se incorpora al suelo como abono tras el picado en el campo. El proyecto europeo Life Compolive (https://www.lifecompolive.eu/), liderado desde el Centro Tecnológico del Plástico Andaltec, de Martos (Jaén), abre ahora una nueva fuente de ingresos para los agricultores a través de una iniciativa centrada en la economía circular, ya que busca darle nuevos usos a la poda del olivar. A través de este residuo se desarrolla un material plástico biobasado que sirve como materia prima para fabricar componentes para la automoción, mobiliario urbano y para el hogar.

En la automoción, de la mano del grupo alemán Ford, uno de los socios industriales junto a los franceses Caliplast y Plasturgia, el nuevo material orgánico va a servir para fabricar partes estructurales de la puerta y maletero de los vehículos. “Este proyecto va a ayudar a generar dos beneficios medioambientales: por un lado, se podrá evitar la quema de estos residuos, que conlleva la emisión de gases de efecto invernadero y, por otra parte, se reemplazan los materiales termoplásticos de origen fósil y se sustituyen por materiales reciclados en la fabricación de composites”, destaca la investigadora coordinadora de Compolive, Manuela Cano.

La reutilización de los residuos del olivar es una práctica cada vez más seguida en la industria oleícola. Quizá la principal referencia viene de la mano de Bioliza, una empresa basada en conocimiento EBC de la Universidad de Jaén (UJA) que ha desarrollado un modelo específico de gestión para los subproductos generados por el sector del olivar (restos de podas, orujo graso y húmedo, hueso de aceituna de almazara y aguas residuales) basado en la tecnología de gasificación integrada en las propias industrias para la producción combinada de energía eléctrica y térmica contribuyendo a mejorar la competitividad del sector en su conjunto. El resultado es la generación de un mw de potencia eléctrica en modo autoconsumo. “El olivar va a jugar un papel crucial en los próximos años debido a su poder fijador natural de CO2 (sumidero), además de como proveedor de recursos energéticos (biomasa)”, destaca José Antonio la Cal, responsable de Bioliza.

Otro proyecto europeo vinculado con la innovación y la eficiencia energética en el olivar es Artolio, coordinado desde Israel y con la participación de entidades de otros siete países del Mediterráneo.  Sebastián Sánchez, del Centro de Estudios Avanzados en Olivar y Aceite de Oliva de la Universidad de Jaén, resalta que esta línea de trabajo sintoniza con los compromisos de la UE de reducir las emisiones de CO2 y proteger el medio ambiente, ayudando a los productores a implementar métodos de desarrollo sostenible y prácticas con la mejor eficiencia energética.

-Sostenibilidad en el regadío.-  Las 511.000 hectáreas de olivar de regadío en Andalucía consumen cada año 864 hectómetros cúbicos, el 22% del total de la demanda en la comunidad. Para que sea sostenible este consumo se hace necesario acudir al riego con aguas regeneradas. El Plan Hidrológico de la Demarcación Hidrográfica del Guadalquivir contempla una dotación anual de 20 hectómetros cúbicos para el uso de estas aguas en nuevas zonas regables. En toda España, el volumen de aguas residuales reutilizadas es del 11,21%, un porcentaje que en Andalucía apenas llega al 5%, según los últimos datos del INE.

Sin embargo, en el campo de las aguas reutilizadas están surgiendo nuevas iniciativas que buscan el equilibrio entre el consumo moderado y la rentabilidad agraria. Es el caso del proyecto Reutivar (https://reutivar.eu/), basado en un sistema de fertirriego de precisión, reutilización de los nutrientes, eliminación del riego con en un enfoque multibarrera y la transferencia de conocimiento e innovación.  A través de una App el agricultor recibe de forma diaria el tiempo de riego y la cantidad de nutrientes que debe aportar basándose en registros climáticos históricos, predicciones meteorológicas, análisis foliares y de calidad de agua. “Los costes de la red de riego son compensados por un mayor valor de la tierra al pasar de secano a regadío, estimamos unos ingresos por el incremento de la producción de aceite de secano a regadío de 800 a 1.000 litros de aceite y año por hectárea, lo que supone un incremento de facturación de 1.920 a 2.400 euros por hectárea o de 2,4 euros por litro de aceite”, asegura Pedro Parias, gerente de la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía, Feragua. Esta entidad ha liderado este proyecto en colaboración con la Fundación de las Nuevas Tecnologías del Aguas de Andalucía (CENTA), la Universidad de Córdoba y la comunidad de regantes del Tintín, en Montilla, que es donde se ha llevado a cabo la experimentación que ahora intenta extrapolarse al resto de la cuenca del Guadalquivir.

Por su parte, el programa europeo Sustainolive (www.sustainolive.eu), que se coordina desde la Universidad de Jaén (UJA) y que ha experimentado sobre 86 parcelas de olivar de seis países, ha cuantificado el importante papel medioambiental que juegan los olivares ecológicos. En concreto, el incremento anual en la cantidad de carbono orgánico del suelo más el que se almacena en las estructuras permanentes del árbol supone entorno a 4.8 toneladas de CO2 anuales en cada hectárea de olivar, que en el mercado de CO2 suponen en torno a 177 euros por hectárea y año. “Además de trasladar CO2 atmosférico al suelo en forma de carbono orgánico, se ha constatado que se almacena más energía y se retiene una cantidad de nitrógeno orgánico mayor a la que se esperaría con un manejo convencional, todo ello produciendo aceite de oliva de calidad con un alto valor añadido”, asegura el profesor Roberto García, investigador principal de Sustainolive.

Olivar 4.0, la revolución tecnológica.- En la última década, la superficie de olivar se ha incrementado a razón del 1% anual, a un ritmo de unas 150.000 nuevas hectáreas. Una tendencia que se quebró el año pasado con un crecimiento mucho más atenuado. “El problema que se plantea es que los países emergentes están realizando plantaciones de olivar modernas, mucho más competitivas que las tradicionales y la producción, vía incremento de superficie y transformación, evoluciona de manera más rápida que el consumo”, advierte Juan Vilar, consultor estratégico y director del Máster de Empresas Oleícolas.

La innovación y la mecanización son, pues, grandes desafíos del sector oleícola para afrontar su necesaria reconversión. Cada año se transforma casi el 1,5% de la superficie mundial de olivar. Sin embargo, hay que tener en cuenta que casi la tercera parte no es apta para la reconversión, con especial incidencia en el olivar tradicional que representa el 70% del total del cultivo olivarero y el 60% de la producción.

El proyecto Olivar 4.0, que se impulsa desde la Universidad de Jaén (UJA) , contempla 11 líneas de trabajo en colaboración con las empresas oleícolas que apuesten por la innovación. Entre ellas destaca el desarrollo de sistemas ciberfísicos y de software inteligente para la mejora del proceso de elaboración de los aceite de oliva. Esta actuación, que prevé una inversión de 10 millones en cuatro años, incorpora la compra pública de innovación, un sistema que ya se ha utilizado en el proyecto Innolivar (https://innolivar.es/), promovido por la Universidad de Córdoba y el Ministerio de Ciencia e Innovación y el apoyo de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español.

“La compra pública precomercial y la colaboración público-privada es muy válida y para el paso de la investigación desde los laboratorios al mercado no vemos otro mecanismo tan válido y potente al respecto”, subraya Jesús A. Gil, catedrático de Ingeniería Agroforestal y responsable de Innolivar. A través de este proyecto, en el que han participado 24 empresas, se han alumbrado prototipos de alto valor tecnológico dentro de la recolección en intensivo y en verdeo, en mecanización en altas pendientes, en sistemas más eficientes de aplicación de fitosanitarios, en mejoras en los equipos de poda, en el control y corrección de las cárcavas, en avanzar en la lucha biológica contra la verticilosis y contra la mosca del olivo, en nuevas variedades adaptadas al cultivo en seto o en aplicar nuevas tecnologías y mejoras logísticas y en la trazabilidad de un olivar  4.0.