Sólo desde la unidad de acción y el abandono de las posiciones partidistas la provincia de Jaén podrá desarrollar su enorme potencial turístico
Fotografía de portada: Presentación de las Fiestas Ibero-romanas de Linares, en el expositor de Jaén en Fitur.
Una vez cerrada una nueva edición de la Feria Internacional de Turismo, Fitur 2024, es un buen momento para reflexionar y analizar cómo ha sido la participación de la provincia de Jaén en el que ya es el principal escaparate turístico a nivel mundial.
Los días previos a la feria vinieron marcados por las desavenencias entre la Diputación de Jaén (también la de Sevilla) y la Junta de Andalucía (que es quien diseña y promueve el espacio de cada provincia) por la nueva configuración de los mostradores provinciales del pabellón andaluz. La Diputación jiennense habla de maltrato de la Junta y considera que ha habido marginación del turismo de interior respecto a los destinos de sol y playa. pone como ejemplo que había mostradores como Málaga provincia, la Costa del Sol, Torremolinos, Marbella o la provincia de Cádiz que han duplicado el espacio asignado a Jaén.
Además, el diputado de Turismo, Francisco Javier Lozano, ha lamentado que la sala de presentaciones de la provincia de Jaén tenía un aforo de 18 personas, menos de la mitad de la que tenían provincias como Huelva, y el agravante de que la sala estaba ubicada en una planta superior, con lo que se dificultaba la accesibilidad al tener 18 escalones. La lista de agravios se completa con una sala de prensa sin buenas conexiones y un almacén pequeño que, a juicio de Diputación,
ha imposibilitado trasladar más material promocional de agentes tan importantes como Úbeda y Baeza, ciudades Patrimonio de la Humanidad, o el parque natural más grande de España, el de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas.
Por su parte, la Junta de Andalucía, a través de José Ayala, delegado territorial de Turismo, Cultura y Deporte, ha defendido que con la configuración del pabellón de Andalucía (integrado por todas las provincias) se ha buscado el impacto directo al profesional y público final, destacando que Jaén ha contado con un mínimo de 330 metros cuadrados de espacio propio, además de poder utilizar los 6.500 metros del pabellón andaluz (más que la pasada edición).
ALMA DE PUEBLOS ha estado presente en Fitur y ha podido constatar el malestar y la indignación de la Diputación y de la mayoría de los ayuntamientos de la provincia por el espacio asignado a la provincia jiennense. No es de recibo la marginación clamorosa que el paraíso de interior jiennense ha sufrido con relación a otros destinos andaluces, con una dispersión de la oferta entre el mostrador provincial y la sala de presentaciones, ubicada en el lugar más recóndito e inaccesible de Fitur. Además, no se entiende que Andalucía, siendo la comunidad que más puede presumir de luminosidad, haya tenido la zona más sombría de Fitur.
Es cierto que este año se ha ganado espacio para los empresarios y profesionales del sector turístico, pero lo lamentable es que se haya hecho a costa de recortar considerablemente el de los municipios y los ayuntamientos, que son los que se encargan, y se esfuerzan, de la promoción turística en los territorios más pequeños.
Tampoco ha sido positivo que la promoción de la provincia haya llegado a Fitur de una manera deslavazada, con algunos ayuntamientos (en su mayoría gobernados por el PP) que han obviado el pabellón de Jaén y han buscado otros nichos de mercado por cuenta propia.
Pero lo peor de todo es que las diferencias de criterio entre la Diputación y un puñado de ayuntamientos de la provincia, por un lado, y la Junta de Andalucía, por otro, se ha convertido en una batalla política que ha estado planeando en el ambiente de Fitur en todos los días de la feria, y amenaza con recrudecerse ahora. Desde fuera la impresión que da es que en el diseño del expositor de Jaén han primado los criterios partidistas y no la unidad de acción tan necesaria para revitalizar el turismo de nuestra tierra. Jaén, que tiene otras rémoras estructurales que le impiden ser menos competitiva que otras provincias, solo podrá desarrollar y aprovechar todas las oportunidades que brinda su enorme potencial monumental, cultural y natural si todas las instituciones y el sector privado hacen piña y acuden de la mano a los principales foros turísticos que se celebran dentro y fuera de España.
Por eso, urge que todas las partes se sienten alrededor de una mesa para hacer autocrítica y rectificar todo lo que se ha hecho mal en la última edición de Fitur. La solución, como ha dicho la Diputación, no pasa por amenazar con abandonar el pabellón andaluz para la próxima edición de Fitur. Eso no haría más que ahondar en la ruptura institucional, algo que encima daría más vuelo a nuestros principales competidores. Diálogo, cordura y abandono de las posiciones partidistas, ese es el camino. Repensemos Fitur.