La Fundación Savia pide para Andalucía esta iniciativa, que ya se aplica en otras comunidades

Fotografía de cabecera: Mónica Faro / EFEAGRO / Jóvenes agricultores en un campo de Castilla- La Mancha.

El ‘Erasmus agrario’, denominado formalmente Programa de Visitas Formativas de Jóvenes Agricultores a Explotaciones Modelo, financiado por el Ministerio de Agricultura y en el que colaboran organizaciones agrarias y las cooperativas, ha concluido con un balance muy positivo, aunque ahora se pide que el programa se extienda en 2021 a un mayor número de beneficiarios.

Las visitas formativas han consistido en viajes y estancias en explotaciones agrarias, situadas en una comunidad autónoma distinta a la de origen del solicitante. En 2020, primer año de programa, 51 explotaciones han abierto sus puertas a los jóvenes que forman parte de la iniciativa. Las visitas han durado entre 5 y 14 días, y los jóvenes han recibido siete horas de formación diaria. Los requisitos para acceder al programa han sido tener menos de 41 años y haberse incorporado a la agricultura o ganadería después del 1 de enero de 2015.

A juicio de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), una de las organizaciones que colaboran en esta experiencia a través del grupo operativo Agricultores Jóvenes en Red, el grado de satisfacción de los beneficiarios es el mejor indicador para analizar el resultado de un proyecto. Y añaden que los jóvenes participantes han mejorado sus conocimientos, han conocido prácticas innovadoras y sostenibles y han abierto su mente. “Todo ello les permitirá mejorar como agricultores y ganaderos”, han destacado. En la provincia de Jaén, las acciones formativas de la última edición se programaron en Úbeda y Alcalá la Real.

Eso sí, la UPA ha reclamado a la Administración una “apuesta firme” por esta iniciativa para 2021. De hecho, el presupuesto previsto para financiarla este año alcanzará el millón de euros, frente a los 33.000 que se han destinado en 2020. “La mejor inversión es ayudar a los jóvenes a formarse. Se nos ocurren pocas formas mejores de invertir fondos públicos”, han declarado desde UPA. De igual forma UPA ha instado al Ministerio de Agricultura a desarrollar un sistema de visitas que sea ágil y sencillo de gestionar, que asegure el mayor nivel de formación a los jóvenes, así como un elevado compromiso de las explotaciones de acogida y de las entidades colaboradoras.

Por su parte, la COAG ha desarrollado el proyecto Erasmus+ REWARD, que tiene como objetivo desarrollar el espíritu de emprendimiento entre las mujeres rurales y que adquieran las competencias para ello, aumentando sus posibilidades de empleo. La parcialidad y temporalidad de los contratos, la discriminación salarial, la segregación horizontal (sobrerrepresentadas en el sector servicios) y segregación vertical (las mujeres en trabajos no cualificados y administrativos y los hombres en puestos de poder), son algunas de las discriminaciones detectadas en la mujeres rurales europeas. Un estudio que ha arrojado datos como que la tasa de inactividad laboral de las mujeres rurales es de un 38 %, o que el nivel de formación de la mujer rural está siete puntos por encima del hombre, 14 puntos por encima en el caso de las jóvenes, lo que se traduce en que la falta de empleo de la mujer rural no es cuestión de formación sino de oportunidades.

Mientras tanto, la Fundación Savia se ha dirigido a la Junta de Andalucía para pedir la aplicación en esta comunidad de la iniciativa llevada a cabo en Castilla La Mancha denominada “Prácticas UCLM” para acercar a los jóvenes a otros entornos, promover el empleo y combatir la despoblación fomentando la realización de prácticas universitarias externas en el ámbito rural. Un programa que ha permitido, mediante la realización de prácticas externas remuneradas, completar su formación en empresas, instituciones y asociaciones del medio rural y en localidades poco pobladas (pueblos de menos de 5.000 habitantes). Se favorece así el encuentro de la oferta, proveniente de los estudiantes interesados en esas prácticas y la demanda de talento proveniente de empresas e instituciones.

“En Andalucía sufrimos la pérdida de población en el medio rural. Los jóvenes siguen yéndose de los pueblos, muchos de ellos para estudiar, y lamentablemente, aunque les gustaría, después no pueden volver a su tierra a desarrollar su profesión y su vida personal. Muchos nos dicen que es lo que más desearían, pero la falta de oportunidades hace que se tengan que buscar su futuro lejos de su tierra, en demasiadas ocasiones lejos de Andalucía. Es el proceso de fuga de talento que, como bien sabes, es uno de los mayores males que pueden producirse”, se indicó desde la Fundación Savia, que considera que con esta iniciativa se pretende contribuir al cumplimiento de uno de los grandes objetivos de la Universidad pública: actuar como elemento transformador de nuestra sociedad, contribuir a aplicar el saber y el conocimiento en nuestro entorno y ayudar a mejorar las oportunidades en el medio rural. “Tenemos que conseguir que la generación más preparada de Andalucía encuentre oportunidades profesionales y personales en nuestra tierra, de que el talento joven andaluz contribuya de manera decidida a la transición económica, ecológica y social que debemos abordar de forma inmediata, considerando el despoblamiento y el calentamiento global como hitos cruciales de la política pública”, señaló Francisco Casero, presidente de la Fundación Savia.