La familia del célebre pintor que retrató a famosas como Lola Flores o Natalia Castro impulsa la Casa del Arte en Begíjar

Begíjar ha saldado una deuda que tenía con el pintor Antonio Begíjar, conocido como el “Pintor de los gitanos”. En realidad, más que el municipio ha sido la propia familia del célebre retratista quien ha hecho posible, con su empeño y perseverancia y casi nula ayuda oficial, la apertura de la Casa Museo Antonio Begíjar.

“Todo ha sido fruto de un gran sacrificio y de toda una vida, pero era algo que nos salía del corazón y de la pasión. Mi hermano tuvo que luchar por su arte por delante del destino y luchó y llegó a conseguir ser un artista. Para mí es un genio. Alcanzar lo que alcanzó sin ayuda, sin medios y de la nada es un mérito enorme”, declaró Tomasa Martínez Aguilera, hermana del pintor, en una entrevista realizada por su propio hijo, Pedro Molina, profesor e historiador del Arte y auténtico promotor de esta casa museo que se convierte ya en un reclamo turístico y cultural para toda la provincia de Jaén.

La inauguración de esta “casa del arte”, como la define la familia del pintor, tuvo lugar el pasado domingo 10 de octubre, con la participación de la delegada de Turismo, Marian Adán, la directora del Museo Zabaleta, Rosa María Valiente, la cantaora de flamenco Saray Muñoz, hija de Tina (las Grecas), por cortesía del Ballet Nacional de España, y el poeta Luis Antonio de Villena.

Gracias a Margarita Laiz Campos y a las eficaces y fructíferas conversaciones de gestión la familia ha logrado que el busto en bronce de Natalia Castro, la que fue musa de Antonio Begíjar durante muchos, llegara a la Casa-Museo para el día de la inauguración. Además, el fundador y hermano mayor de la cofradía de Jesús Cautivo del Amor de Navalcarnero (Madrid), Luis Cardeña, que acudió al acto inaugural de la Casa del Arte Antonio Begíjar, declaró que va a iniciar el proyecto de “Museo Antonio Begíjar, arte y religión”.

Busto de Natalia Castro expuesto en la Casa-Museo de Antonio Begíjar, cedido por Margarita Laiz Campos.

Cuando apenas tenía 15 años, Antonio Begíjar cautivó con su pintura a la cantaora Carmen Amaya mientras ésta actuaba en el teatro Campoamor, de Oviedo. Al día siguiente, en el periódico asturiano La Nueva España, Begíjar salió bautizado como el ‘pintor de los gitanos’ por expreso deseo de Amaya. Antonio Begíjar (Begíjar, Jaén, 1938) falleció hace 20 años en Nador (Marruecos), a donde había desplazado su residencia el año pasado desde su entrañable estudio madrileño de la calle Leganitos, lugar de inspiración de toda su trayectoria artística.

Begíjar, considerado uno de los mejores retratistas del pasado siglo, llegó a pintar a gitanos famosos como Lola Flores o la familia Habichuela, pero también a otras artistas con rasgos hispanos muy definidos como Nati Mistral, Estrellita Castro o la cineasta Ana Mariscal. Sin embargo, su principal musa fue durante muchos años la linarense Natalia Castro, el rostro que aparecía en los antiguos billetes de 100 pesetas.

En los últimos años, Begíjar, autor también de varias esculturas y del cuadro La muerte de Franco, que causó polémica en los sectores más conservadores, se había inclinado por los personajes anónimos y cuando le sorprendió la muerte preparaba en Marruecos una exposición de temas étnicos.

A la izquierda, Natalia Castro pintado por Soria Aedo; a la derecha, retrato realizado por el «Pintor de los gitanos»