El municipio logra al menos mantener su censo pese al impacto que supuso el crack de la construcción y el desplazamiento de la mujer del campo
Fotografía de portada: La alcaldesa, Ana María Fernández, y la presidenta de la asociación de mujeres, Natividad Ruiz, junto al toldo elaborado con ganchillo por mujeres del municipio.
Ubicado en plena campiña jiennense, rodeado del manto de olivos que cubre toda la provincia, Escañuela es uno de los muchos municipios de la España de interior amenazado por el fantasma de la despoblación. Más que una amenaza es una realidad que viene golpeando desde hace años a las zonas más rurales y que encuentra su principal caldo de cultivo en el desequilibrio demográfico que sufre España, donde sólo seis millones de habitantes viven en el 70% de la superficie del país, mientras que en el 30% restante se asientan nada más y nada menos que 41 millones de personas.
En la provincia de Jaén, el último año más de 80 de los 97 municipios vieron menguado su censo. Entre ellos no se encuentra Escañuela que, con 934 habitantes, incrementó en dos habitantes su población. “Mantener nuestro censo ya es un triunfo”, comenta Ana María Fernández, que se estrena en este mandato como alcaldesa en una Corporación municipal que, por cuarta ocasión, vive la situación insólita de contar con un único grupo político y sin oposición municipal (los siete ediles son del PSOE).
Al igual que el resto de municipios de la geografía jiennense, Escañuela ha tenido en el olivar el mejor argumento para fijar la población. Pero a ese colchón unió también el motor económico que supuso la empresa constructora del empresario local Juan Bueno que, hasta hace una década, permitió el milagro del pleno empleo.
Sin embargo, ahora la construcción ya ha hecho crack y la agricultura ya no requiere de tanta mano de obra, por lo que ha obligado al municipio a reinventarse para, al menos, mantener su equilibrio demográrico. “Tenemos un problema de relevo generacional en el campo, pero es cierto que también aquí la sensación de arraigo entre los habitantes es mayor que en otros pueblos vecinos”, explica la alcaldesa de Escañuela. Un termómetro de la situación demográfica lo suelen representar los centros escolares, que en el caso de este municipio ha contado este curso con 105 alumnos que cursan estudios hasta el segundo curso de la ESO.
Ana Fernández admite las dificultades que encuentran los pequeños municipios para combatir el envejecimiento de la población y evitar la fuga de los más jóvenes. ¿Y qué medidas hay en marcha para que el pueblo siga estando vivo? “No es fácil, pero intentamos recurrir a la imaginación con los pocos recursos que tenemos”, contesta la regidora local.
Ana María Fernández y natividad Ruiz, junto al Ayuntamiento de Escañuela.
En las calles del pueblo se han colocado en los últimos días unas banderolas con el mensaje “Vente al Pueblo”, una invitación a potenciales pobladores para que se instalen en el municipio. La iniciativa forma parte del proyecto europeo “Ecosistema de Innovación y Emprendimiento Territorial” donde los municipios de Escañuela, Carboneros, Santa Elena, Cazalilla y Espeluy van a recibir 160.000 euros, en su conjunto, para la puesta en marcha de distintas acciones formativas, en el caso de Escañuela cursos sobre el turismo rural.
Al contrario que en otros municipios, la vivienda no es un problema en el municipio, dada la existencia de un importante parque inmobiliario vacío. “La gente que quiera venir a Escañuela, para teletrabajar o para afincarse aquí, a poco más de media hora de Jaén, debe saber que no hay problema de vivienda”, manifiesta Fernández.
Una de las principales apuestas municipales es convertir la cultura en pegamento para mantener la población. Hace tres décadas pusieron en marcha el Festival Víncula Rock que, con el paso del tiempo, “se ha convertido en motor cultural y reclamo turístico para el municipio”. Este año han vendido más de 1.600 entradas, lo que ha hecho que al menos durante unos días el pueblo duplique su censo con la llegada de muchos fieles del festival desde distintos puntos de la provincia y de otras provincias españolas.
Con un presupuesto municipal de poco más de 1,2 millones de euros, es poco el margen de maniobra que el Ayuntamiento tiene para desarrollar políticas de empleo y de fijación de la población. Con todo, no son pocos los servicios públicos municipales de los que hace gala. Como el gimnasio municipal, al que acuden a diario personas de todas las edades. O un pabellón deportivo cubierto que sirve de sede para los muchos clubes y deportistas individuales de la localidad. El Ayuntamiento proyecta también la adecuación de un edificio municipal para convertirlo en centro de coworking a disposición de empresas o emprendedores locales.
El Ayuntamiento colabora estrechamente con el tejido asociativo del municipio a la hora de promover actividades sociales y culturales. Un buen ejemplo de ello es la asociación de mujeres Al Alba, que cuenta con un centenar de asociadas, es decir, más del 10% de la población. Un gran toldo gigante elaborado con ganchillo que cubre parte de la calle céntrica, junto al Ayuntamiento, es la última creación de estas mujeres, que participan también en otros talleres, manualidades y actividades físicas
“La asociación nació en 1997 y lo que se busca, principalmente, es el desarrollo personal y el empoderamiento de la mujer”, indica Natividad Ruiz, presidenta de la asociación. No obstante, la alcaldesa de Escañuela admite que el principal desafío que tiene por delante es hacer frente al desempleo femenino, un sector que en los últimos años ha sido desplazado de la agricultura y que, con anterioridad, vivió acomodada por el pleno empleo masculino en el sector de la construcción.
Otra reivindicación municipal pasa por la mejora del transporte público. En la actualidad tan solo hay una línea de autobús urbano hacia Jaén a primera hora de la mañana y otro de vuelta a medio día. Peor aún es la inexistencia de conexión con el hospital de Andújar, del que depende Escañuela.