Alcaldes reunidos por Proyecto Arraigo exponen sus planes para revertir la situación de la España vaciada

“Tenemos que cambiar el chip para revertir la situación de la llamada España vaciada, tenemos que dignificar nuestros pueblos y hacerlos atractivos para atraer la inversión”. Esta podría ser la principal conclusión del foro de alcaldes que, convocados por Proyecto Arraigo, han debatido este lunes sobre iniciativas para frenar la despoblación en sus pueblos.

Un foro on line que, como ha señalado Enrique Martínez, impulsor de Proyecto Arraigo, ha surgido de la necesidad de alcaldes, asociaciones, agentes sociales del mundo rural “que nos han ido transmitiendo, la necesidad de conocer las estrategias y las acciones que algunos de los Ayuntamientos que trabajan con nosotros y que han tomado para que sus municipios tengan más vida”.

En el Foro han participado, Álvaro Eguíluz, alcalde de Belorado (Burgos), que ha hablado sobre la estrategia de repoblación y su puesta en valor; María Cano, alcaldesa de Robregordo (Madrid), sobre  “Pueblos amigables con las personas mayores”, destacando la cooperativas de viviendas para personas mayores como una fórmula alternativa a quienes no quieren vivir en residencias; Luis Calderón, alcalde de Paredes de Nava (Palencia), que ha incidido en la puesta en valor del patrimonio arquitectónico y ha resaltado la puesta en marcha del centro del ovino y el lechazo, que en apenas un año ha permitido comercializar más de 3.000 lechazos; y Jose Ramón Reyes, alcalde de El Frago (Zaragoza), que ha hablado sobre la implicadión del grupo de acogida.

La participación jiennense en este Foro de Proyecto Arraigo ha venido de la mano del alcalde de Carboneros, Domingo Bonillo, que ha expuesto el proyecto El aceite de la vida como un recurso agrícola para atraer población al municipio. El regidor de Carboneros ha destacado la compra de seis viviendas por el Ayuntamiento, de las que cuatro de ellas ya están ocupadas y ofrecidas a sus ocupantes (dos familiares extranjeras y otras dos jóvenes del municipio) con un alquiler con opción de compra.

Actualmente ya son cuatro las familias que han llegado a Carboneros dentro de Proyecto Arraigo, junto a otras dos del pueblo, una de ellas que estaba en La Carolina y ha vuelto a Carboneros y otra pareja joven con un niño a la que se le ha facilitado una casa de las seis adquiridas por el Ayuntamiento. Con anterioridad, llegó a Carboneros otro vecino de nacionalidad cubana, que encontró un trabajo como soldador en Guarromán aunque no llegó a cuajar su experiencia en Proyecto Arraigo.

Domingo Bonillo ha destacado que , de alguna manera, este proyecto de repoblación guarda cierta similitudes con el gran proyecto de colonización que, en el siglo XVIII, dio lugar a la creación de Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, con el infatigable Pablo de Olavide, como principal impulsor e ideólogo.

Participantes en el Foro de Alcaldes de Proyecto Arraigo; arriba, una de las fotografías galardonadas en el concurso FotoRural, de la UPA.

Proyecto Arraigo ejerce como una empresa que ofrece un servicio poblacional a los ayuntamientos y a otras entidades que quieran atraer vecinos y talento a sus territorios. Ya disponen de una base de datos con más de 5.000 personas, de todos los oficios y sectores sociales, que buscan un nuevo proyecto de vida en un entorno más sostenible. “La gente está cansada de vivir en las grandes ciudades y con la pandemia se han dado cuenta de que necesitan respirar, y por eso buscan nuevos emplazamientos en el medio rural”, señala Enrique Martínez. Eso sí, desde Proyecto Arraigo se pide a los que quieren dar un giro a su vida que sean personas proactivas, profesionales que puedan desarrollar las oportunidades de empleo que surgen en los pueblos.

El factor principal que mueve a estas personas a cambiar la ciudad por el campo no es otro que buscar una mayor calidad de vida. Los ayuntamientos abonan a esta empresa una cantidad por los servicios de intermediación y asesoramiento de Proyecto Arraigo. “El mayor problema con el que nos encontramos es que en los pueblos hay vecinos, pero cuesta mucho encontrar una vivienda porque, o bien están en ruina, o están cerradas pero son de familias que no las ponen en uso, es una paradoja”, indica Enrique Martínez.