Caja Rural, que está presente en toda la provincia y en solitario en 44 pueblos, impide la exclusión financiera que denuncian los mayores

“Me entristece mucho ver que los bancos se han olvidado de las personas mayores como yo”, exclamaba ayer Carlos San Juan, un jubilado valenciano de 78 años que se ha convertido en un símbolo contra la exclusión financiera de los ciudadanos de mayor edad. Carlos san Juan se plantó ayer a las puertas del Ministerio de Economía con las 600.000 firmas que ha recogido en su campaña “Soy mayor, no idiota” promovida desde la plataforma change.org para reclamar la inclusión financiera de la población de mayor edad.

 “Se trata de nuestro dinero, nos vemos obligados a cobrar las pensiones ahí”, recordó San Juan, cirujano y urólogo jubilado, que se encontró fortuitamente en las puertas del Ministerio con la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. “Es una prioridad para nosotros acompañar, apoyar a las personas más vulnerables y especialmente a los mayores. Hay que garantizar un trato personalizado, hay que garantizar que ustedes se sienten bien tratados”, le espetó la ministra, que considera que los bancos deben ser los primeros interesados en mejorar la atención, incluso por razones puramente empresariales. “Yo confío en que los bancos sean conscientes, y creo que lo son, de que tienen que venir con medidas eficaces porque al final también el que dé un buen trato a nuestros mayores tiene un plus reputacional, así que tienen todo el interés en poner medidas a corto plazo y luego ya pensaremos en medidas más estructurales de medio plazo”.  

La brecha digital y la exclusión financiera ha ido creciendo en el país de modo alarmante en los últimos años, muy especialmente en las zonas rurales más despobladas. Según los datos del Banco de España, en el año 2008 había en España 45.707 oficinas bancarias, pero el pasado año ese número se redujeron a menos de la mitad, hasta alcanzar las 22.209. Y la tendencia dice que seguirán bajando por efecto de la reestructuración del sector y de las fusiones entre las distintas entidades.

El médico jubilado valenciano Carlos San Juan, el martes en Madrid con las 600.000 firmas que ha recogido contra la exclusión financiera de los mayores. Arriba, fachada de la oficina de la Caja Rural de Jaén en el Paseo de la Estación donde puede leerse «Aquí no te mandamos al cajero autonático».

Una exclusión financiera de la que se libra, por ahora, la provincia de Jaén gracias al papel social que desempeña la Caja Rural de Jaén. Con 143 oficinas y sucursales en toda la provincia (170 si se cuentan las que tiene también en las provincias de Córdoba, Sevilla, Madrid y Barcelona), la Caja Rural es la única entidad que está presente en toda la geografía provincial, y no sólo en los 97 municipios sino también en muchas pequeñas aldeas, pedanías o entidades locales menores como son los casos de Collejares, La Rábita, Navas de Tolosa o El Mármol. Además, en 44 localidades de la provincia la Caja Rural es la única entidad financiera presente en el territorio, lo que impide que se dé la temida exclusión financiera.

“Nosotros no mandamos a nadie al cajero”, se puede leer en un cartel colocado en la fachada principal de la oficina que Caja Rural tiene en el Paseo de la Estación de la capital jiennense. Allí mismo se recuerda que se atienda presencialmente a sus clientes de 8,30 a 14 horas para realizar cualquier gestión, y no se limite el horario para determinadas operaciones. Actualmente, en torno a un 30% de los más de 300.000 clientes que tiene Caja Rural son mayores de 65 años, un dato que tiene que ver con el acusado envejecimiento de la población jiennense.

En la provincia de Jaén hay actualmente 405 entidades financieras distribuidas entre los 97 municipios, aunque en la última década se han perdido 210 por los efectos de la reestructuración del sector. Una pérdida de un tercio de oficinas que, en cualquier caso, está por debajo de la media nacional, donde desde el inicio de la crisis de 2008 se han perdido más de la mitad de las oficinas.

Los efectos de la llamada desbancarización se pueden apreciar con mayor claridad en los territorios que sufren una mayor despoblación. Según los datos del Banco de España de 2021, la provincia de Soria es la que presenta la menor densidad de oficinas, con 0,9 sucursales por cada 100 kilómetros cuadrados. Le siguen Cuenca (1,1), Teruel, Zamora y Guadalajara (1,2), Palencia, Cáceres y Huesca (1,3), y Ávila (1,4). En el lado opuesto, la mayor concentración de sucursales se encuentra en Madrid, con 35 oficinas por cada 100 kilómetros cuadrados, por delante de Barcelona (27,5) y Vizcaya (26,4). La media en todo el territorio español, es decir, 22,1 oficinas, se sitúa inmediatamente por debajo de este último dato. La provincia de Jaén no está, por tanto, entre las que más sufren este proceso de exclusión financiera y eso se debe, sin lugar a dudas, al papel que juega la Caja Rural en el territorio provincial.

Una persona jubilada en un cajero automático.

La organización Comercio Jaén también ha criticado el deterioro en la prestación de los servicios bancarios, algo que, a su juicio, afecta negativamente a las empresas. “La digitalización de la banca no debe llevar a la disminución de calidad en la prestación de servicios al cliente. Cada vez el empresario, el comerciante y el ciudadano tienen más dificultad para operar en el día a día en estas entidades”, se asegura desde la organización empresarial del comercio.

Según la organización empresarial, la sensación que tienen los comerciantes no es la de una adaptación por parte de las entidades financieras a la actual revolución digital, ni a los necesarios cambios que toda empresa debe llevar a cabo para mantenerse competitiva en el mercado, es sencillamente empeoramiento de la calidad del servicio que se presta al cliente por parte de las entidades financieras.
“Detrás de esta aparente modernización digital en la forma de prestar los servicios bancarios lo que hay, salvo excepciones, es un deterioro de los mismos: personal insuficiente y desmotivado, horarios restringidos en días concretos para la realización de determinadas operaciones, falta de asesoramiento, interminables colas para cualquier operación…”, se asegura en un comunicado desde Comercio Jaén.

“Alguien admitiría entrar a un comercio de ropa masculina y que le dijeran que la venta de pantalones sólo se realiza los martes y jueves de 9 a 11 horas o que para la devolución de un producto tuviera que hacerlo de manera online? ¿o que para probarse un producto tuviera que pagar una comisión? ¿o que tuviera que hacer una cola de mayor espera si no es cliente habitual?”, se preguntan desde Comercio.