La llegada de una familia con niños a Miller evita cerrar el cole. En la provincia hay este curso 13 colegios rurales
Podría decirse que Natalia y Francisco han sido los salvadores de la escuela rural de Miller, una pedanía de Santiago-Pontones con apenas medio centenar de habitantes. Esta pareja ha llegado desde Beas de Segura a Miller con tres niños de 5, 7 y 10 años, que acaban de ser escolarizados en el Colegio Público Rural Alto Segura aunque aún luce el cartel con el nombre antiguo, Zumeta-Segura. De no haber sido por su llegada, el cole de Miller estaba sentenciado ya, como le ha ocurrido en los últimos años a otras muchas escuelas rurales de la provincia de Jaén y de otros territorios que sufren la despoblación. Al cole han asistido de manera regular tres niños este curso, pero el traslado de dos de ellos hasta Santiago de la Espada dejó el centro con un solo niño, algo que hacía inviable su continuidad.
“Estamos encantados porque nos han garantizado que el cole no se cierra, la escuela es vida para la aldea”, señala Erika Córcoles, que llegó hace ocho años a Miller desde Albacete y que ha tenido a su hijo mayor, Diego, de 14 años, escolarizado durante los seis años de la Educación Primaria en la escuela de Miller y ahora cursa la Secundaria en Santiago de la Espada interno en la residencia escolar Mirasierra. Su otro hijo, Miguel Ángel, de tres años, empezará en septiembre a ir al colegio de Miller. “Mi hijo ha tenido una formación estupenda en estos años, lo único malo es que aquí los profesores cambian cada año y eso repercute en la enseñanza”, afirma esta vecina de Miller, que trabaja también como limpiadora de este centro educativo y el de la vecina aldea de Marchena.
Erika, cuya familia materna procede de esta zona de la Sierra de Segura, se asentó hace ocho años en Miller con su actual pareja, Miguel Ángel Trigueros, que es originario de esta aldea. Ahora, la llegada de Natalia y Francisco, con sus tres hijos en edad escolar, han supuesto una nueva bocanada de aire fresco para esta aldea, en general, y para su colegio rural, en particular. Los tres niños han empezado esta misma semana sus clases en la escuela rural Alto Segura, y lo han hecho con una nueva profesora, Pilar, después de que el maestro anterior haya sido trasladado a Santiago de la Espada. Además, Natalia y Francisco han reabierto el antiguo bar del desaparecido Justo Robles, un bar que llevaba más de un año cerrado y que ahora vuelve a convertirse en un punto de encuentro de los lugareños.
“Las escuelas rurales son imprescindibles para mantener con vida los pueblos pequeños y las aldeas”, es el llamamiento que hace Erika Córcoles a las Administraciones públicas. Ella misma ya tenía pensado abandonar Miller en caso de haberse cerrado el colegio rural, como llegó a insinuar un inspector de Educación en una visita al centro hace unos meses. Ahora, Miguel Ángel, su hijo pequeño, ya cuenta los días para iniciar su andadura en el colegio rural de Miller.
Los pocos alumnos matriculados en el centro Alto Segura comparten la misma aula, con independencia de su edad. Los profesores deben apañarse para compaginar las clases a todos ellos, y solo tienen el apoyo de los profesores de Música, Inglés y Religión, que se desplazan desde Santiago una vez a la semana. «Por falta de profesores no es, a veces decimos en broma que hay más profesores que alumnos», resume Erika.
En la provincia de Jaén están abiertos en ese curso 13 colegios rurales donde estudian 1.088 escolares, 61 menos que el curso anterior. Con todo, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía ha incrementado la plantilla, pese a la bajada de la natalidad, pasando de 176 docentes en el curso 2019-2020 a 181 en el actual. La disminución del alumnado, unida a la subida del número de profesores se traduce, por tanto, en una bajada de la ratio y en la optimización del proceso de aprendizaje en unas aulas que, por regla general, engloban a alumnado de diferentes cursos en un mismo espacio. “Reforzar las escuelas en las comarcas con tendencia a la despoblación es reforzar esos municipios puesto que sin niños no hay futuro”, afirmó recientemente el delegado territorial de Educación y Deporte en Jaén, Antonio Sutil.