La muestra ‘Realismo en España’, impulsada por la fundación VanderLinde y la galería Ansorena, recibe más de un millar de visitas

 “Realismo en España” es el título de la gran exposición que todavía se puede ver en la iglesia del Carmen y en la sala de exposiciones “Pintor Ramírez” de Arjona y que después tiene previsto recalar en el centro cultural Baños Árabes de Jaén. Organizada por la Fundación VanderLinde, en colaboración con la Galería Ansorena de Madrid, la muestra ha servido para abrir la colaboración de la citada Fundación con Arjona, donde se instalará una sede filial. En torno a un millar de personas han visitado de momento esta gran exposición que ha sido comisionada por el artista holandés Alwin van der Linde.

Esta muestra pone en valor el realismo que se hace en España, que es uno de los fenómenos estéticos más genuinamente originales de la crónica de nuestro último arte actual. La colección es la revisión de una tendencia artística que se extiende en el tiempo en más de cincuenta años y abarca cuatro generaciones diferentes hasta el momento. Estos artistas buscan la esencia de la realidad, pero no existe una escuela determinada; no forman un grupo, aunque bastantes se conocen entre sí e incluso mantienen relaciones de amistad en niveles intergeneracionales. La única conexión verdadera es que son autores que han escogido una forma de lenguaje, el realismo, que posee a su vez varios dialectos que conforman un universo plural.

“Dentro de la historia del arte español, hasta que no llegamos a mediados del siglo XX con el surgimiento de los llamados Realistas madrileños, no encontramos un grupo que reivindique el realismo con tal fuerza, en un contexto eminentemente abstracto como el español en esos años, y que haya ejercido un magisterio que haya arraigado de tal forma, que su influencia sigue siendo vital para el arte del siglo XXI”, se asegura desde la Galería Ansorena.

Se trata además de un realismo muy español, diferente de los otros realismos que se daban a nivel internacional, con una personalidad muy acusada y una temática muy concreta. Conocedores de la herencia dejada por los grandes maestros, especialmente Velázquez, se adentran en el uso de una técnica minuciosa que intenta captar el mundo que los rodea, especialmente reflejar la vida cotidiana del artista a través de sus objetos y sus seres más cercanos, trascendiéndolo, aportando una mirada que es capaz de evocar sentimientos de un trasfondo personal, sugiriendo un tipo de emoción muy difícil de describir.

Los denominados realistas madrileños son Amalia Avia, Antonio López, los hermanos Francisco y Julio López Hernández, de quien hay una excelente escultura en la presente muestra, María Moreno, Esperanza Parada e Isabel Quintanilla y, aunque nunca construyeron un grupo artístico formal, están unidos por la formación común, las exposiciones compartidas, los lazos familiares y la amistad de largos años. Son artistas nacidos en los años treinta que hacen acto de presencia en el panorama del arte español a mediados de la década de los cincuenta. Es el grupo inicial que imprime carácter a todo el realismo español, tanto por su trayectoria como por su labor docente.

Gracias a su influencia comienza a haber interés en realismo en la escena artística de nuestro país. Este realismo mantiene una identidad que se prolonga hasta el momento actual, pasando por cada una de las cuatro generaciones de artistas que comprende este movimiento hasta el día de hoy, tal y como se puede apreciar en la presente exposición.

Los artistas de la segunda generación nacen en los cuarenta y comienzan a tener sus primeros éxitos artísticos en torno a 1970. “El hiperrealismo norteamericano, el realismo fantástico, el realismo fotográfico o el pop han triunfado fuera de España, hay una vuelta generalizada a la realidad y hay muchos artistas que, bajo la influencia de la primera generación, encaminan sus pasos hacia el realismo que se hacía en Madrid, muchos recibieron directamente las enseñanzas de Antonio López en el periodo en el que era maestro en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, como es el caso de Alfonso Galván, José María Cuasante, Matías Quetglas o Florencio Galindo. Ellos fueron denominados los nuevos realistas, y a su vez, se convirtieron en maestros y desde la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid han seguido adoctrinando a nuevos artistas en el realismo”, se apunta desde la galería Ansorena.

En esta misma generación se inscriben otros artistas presentes en la exposición: Fernando Rodrigo, José María Mezquita, José María Garayo, Pedro Martínez Sierra, Luis Mayo, Enrique Santana, Joaquín Ureña y Jesús Ibáñez.

Entrados los años cincuenta y los sesenta, nacen los artistas que realizan sus primeras exposiciones a comienzos de los ochenta, son la tercera generación de realistas, en ellos está vigente, en la elección de temas, la conexión con la primera generación. Al resto de realismos ya existentes se le sumó el posmoderno. Pronto conquistaron el mercado y destacaron por su calidad técnica.

Entre los realistas pertenecientes a esta generación y presentes en la exposición están Ángel Busca, Santiago Costales, Antonio Maya, Carlos Morago, Carlos Marcote, Juan Luque, Coro López-Izquierdo, Cristóbal, Dino Valls, Gerardo Pita, Adriá Pina, José Mosquera, José Luis Resino, Carlos Díez Bustos, José Manuel Ballester y Álvaro Toledo, así como otros pintores que, aunque nacidos fuera de España, han desarrollado su carrera en nuestro país como Alwin van der Linde, Carlos Gonçalves y Simon Edmondson.

En esta generación también se adscribe la figura del artista chileno Guillermo Muñoz Vera, creador de la Escuela de Chinchón, y que se considera directo heredero del realismo español del siglo XIX que permanecía vigente en la Academia de su país de origen. Uno de sus primeros alumnos aventajados es el también chileno Carlos Vega Faúndez, que como su maestro ha desarrollado su carrera en su país de adopción.

La última generación realista, que ha aparecido recientemente en el panorama expositivo, es la de aquellos nacidos en los setenta y ochenta, técnicamente han alcanzado una gran perfección, y aparecen discursos que enlazan con la nueva realidad globalizada y las nuevas vías de comunicación a través de internet y las redes sociales.

Muchos siguen los pasos de la primera generación, pero otros vuelven los ojos al fotorrealismo y a la captación del instante, o a visiones más descriptivas, donde la ironía y el humor negro son protagonistas. Una visión, en general, descarnada de la sociedad que surge tras el posmodernismo.

Algunos de los nombres que han surgido en estos últimos años en nuestro panorama cultural y que tienen obra presente en la exposición son: Guillermo Oyágüez, Jesús Curiá, Joaquín Millán, Xavier Rodés, Miguel Coronado, Eloy Morales, David Morago Caro, el escultor Pedro Quesada y Jorge Gallego.

Cabe destacar como este último grupo de artistas, que ya ha concluido su formación, es quizá el más apegado a las enseñanzas de los primeros realistas madrileños. Julio López y, especialmente, Antonio López, han generado en los últimos años una actividad de talleres que hacen que el aprendizaje con el maestro se realice de una forma directa e íntima, uniendo en la práctica artística a dos generaciones alejadas en el tiempo. Son los responsables de que el realismo español siga teniendo presente y, lo que es más importante, una proyección en el futuro.

“Los artistas realistas han conseguido conquistar un terreno abandonado por las artes plásticas contemporáneas, realizan sus obras a lo largo de procesos creativos muy lentos, con el fin de alcanzar una intensidad que supera a la del modo fotográfico de apropiación de la realidad. No copian tal y como ven, hablan del misterio del mundo, representan una realidad trascendida, que es expresión de sentimientos profundos, donde la emoción, es la protagonista”, ha escrito Lorena Pizarro Durán sobre la muestra “Realismo en España”.

Precisamente, Cristina Mato G. Ansorena, directora de la Galería de Arte Ansorena, (Galería de arte y Casa de Subastas madrileña fundada en 1845) visitó el pasado domingo, junto a trabajadores de la misma, la exposición en sus dos sedes de Arjona, la Iglesia del Carmen y la Sala de Exposiciones «Pintor Ramírez Ibáñez”, además de visitar el conjunto histórico de Arjona, acompañados del alcalde de Arjona, Juan Latorre, el comisario de la muestra, Alwin van del Linde, y el guía oficial y responsable de Cultura, Antonio Salas. Todos ellos quedaron gratamente sorprendidos, tanto por los aspectos museográficos de la muestra como por la singularidad e importancia histórico-artística del municipio arjonero del que destacaron la proyección cultural y turística que está adquiriendo más allá de nuestra región.

Arriba, el alcalde de Arjona, Juan Latorre, durante la visita a la exposición de responsables de la galería Ansorena; sobre estas líneas, algunas de las obras expuestas en la iglesia del Carmen.