Junto al triángulo renacentista de Úbeda, Baeza y Sabiote, la comarca central de la provincia es un crisol de tradiciones y de cultura
‘Contenido ofrecido en colaboración con la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía’.
La comarca de La Loma, en la zona central de la provincia de Jaén, sorprende al viajero con su paisaje suave y ondulado dominado por su impresionante mar de olivos. Situada entre el curso alto de los ríos Guadalquivir y Guadalimar, el patrimonio monumental de La Loma es tan abundante como la artesanía y la gastronomía, donde la oferta es impresionante: alfarería y cerámica, forja, mampostería, tapices, esparto, vidrieras y tapices.
Nuestro viaje por La Loma lo iniciamos en Baeza, “un enclave en el que las diferentes civilizaciones que la habitaron dejaron un rico patrimonio cultural y arquitectónico que aquel que la visita descubrirá en su gastronomía, en sus costumbres y, de manera ostensible, en su catedral, iglesias, mansiones, torres, plazas y palacios”, en palabras del escritor y poeta Salvador García. Un legado que ha merecido el reconocimiento de ser considerada, junto a la hermana ciudad de Úbeda, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pasear por sus calles de extramuros, perderse por el trazado laberíntico del interior de su muralla, resulta una experiencia que asombra por su autenticidad y estado de conservación.
En el término de Baeza conviene visitar la pedanía del Puente del Obispo, que da nombre al viaducto del mismo nombre que durante casi 500 años permitió superar el caudaloso y peligroso Guadalquivir. Su creación fue crucial para el desarrollo socioeconómico del conocido como Santo Reino desde el momento en que se erigió, en los albores del siglo XVI, hasta casi nuestros días, porque hasta 1986 fue paso obligado para los conductores que circulaban entre La Loma y el Sur de la provincia. Por la época en que se levantó, este Puente sigue los cánones renacentistas, por lo que está considerado como uno de los primeros de este estilo construido en nuestro país. “Su trama es majestuosa, y da incluso vértigo retrotraerse cinco siglos atrás para entender cómo con los limitados medios del momento concluyeron este puente que acabó con los problemas generados por las continuas crecidas del río, que cada cierto tiempo arrasaba los puentes de madera que sobre su curso facilitaban el paso a los transeúntes”, escribe el periodista y escritor jiennense Juande Valverde en su novela “El puente de las indulgencias” (ganadora de la séptima edición del Premio “Rrose Sélavy” de Novela Histórica de Ápeiron Ediciones) que gira en torno al Puente del Obispo.
La comarca cuenta también con espacios naturales protegidos de excepcional belleza como los embalses del Puente de La Cerrada, Doña Aldonza y Pedro Marín, en el Guadalquivir, y La Laguna Grande, todas ellas zonas húmedas de singular importancia que acogen a numerosas aves acuáticas.
El legado renacentista adquiere su máxima expresión en Úbeda y, más concretamente, en su majestuosa plaza Vázquez de Molina, con la iglesia del Salvador como la joya de la corona. Úbeda está considerada como uno de los destinos turísticos por excelencia en Andalucía, algo que se quiere seguir potenciando con el Plan de Calidad Turística 2022-2026. Con él se quiere incrementar el conocimiento de Úbeda como ‘Ciudad Patrimonio de la Humanidad’, ampliar el radio de actividad turística a todo el municipio, desestacionalizar la actividad turística, mejorar la conservación y atractivo del patrimonio, incrementar la oferta cultural con nuevas instalaciones que lo permitan, mejorar el análisis y conocimiento de los intereses de los turistas, así como garantizar la sostenibilidad de la actividad turística y minimizar su impacto ambiental.
“A la hora de plantear ese futuro, Jaén ofrece una antigua norma de conducta, la misma que ha humanizado al bosque de olivos, a la honradez esencial de sus gentes o a la arquitectura de Vandelvira, la misma que, aunque favorecida por el subdesarrollo, ha supuesto el beneficio de conservar intacto su patrimonio. Pero nunca habría que olvidar las inmensas posibilidades de desarrollo que ofrece el recurso inagotable de nuestro pasado, de un patrimonio que reclama prolongarse y desglosarse en muchos aspectos que pueden ir más allá del mero turismo”, subraya el escritor ubetense Salvador Compán.
Sabiote es el tercer vértice del llamado “triángulo renacentista de La Loma”, cátedra del mejor renacimiento junto con Úbeda y Baeza. La mejor muestra del patrimonio arquitectónico de la localidad es, sin duda, el Castillo, que tiene su origen en una antigua alcazaba hispanomusulmana que luego Francisco de los Cobos transformó en un palacio renacentista.
También destaca la iglesia parroquial de San Pedro, mezcla de estilo gótico, plateresco y renacentista; la ermita de San Ginés de la Jara, del siglo XVIII y el Monasterio de Carmelitas Descalzas de etilo renacentista.
El escritor ubetense Juan Pasquau dijo de Ibros que “la antigüedad es un mérito y la vejez un lastre. La remota raigambre de Ibros ha impreso en su fisonomía no un rictus de cansancio, sino una peculiar alacridad jubilosa”. Y el cronista oficial de la localidad, el periodista Antonio Garrido, destaca la expresión popular que identifica a los vecinos de este pueblo, como es la de sentirse “de Ibros y muy de Ibros”, una afirmación de militancia y de amor a las raíces que caracteriza y distingue a quienes han tenido la misma cuna y se sienten abrigados por el alma de Ibros.
El legado más importante son sus célebres murallas ciclópeas de fábrica ibera, monumento nacional desde 1931, uno de los referentes prehistóricos más notables de la provincia, que forma parte del Viaje al Tiempo de los Iberos.
En el centro neurálgico de La Loma se encuentra Begíjar, que atesora un rico patrimonio material e inmaterial que brota de entre las piedras y que en parte se percibe al caminar por entre sus calles y callejuelas y al hablar con sus vecinos. Begíjar ha saldado este último año una deuda que tenía con el pintor Antonio Begíjar, conocido como el “Pintor de los gitanos con, la apertura de la Casa Museo Antonio Begíjar, que se ha abierto gracias al empeño de la familia del artista, especialmente su sobrino, el profesor Pedro Molina. Cuando apenas tenía 15 años, Antonio Begíjar cautivó con su pintura a la cantaora Carmen Amaya mientras ésta actuaba en el teatro Campoamor, de Oviedo. Begíjar, considerado uno de los mejores retratistas del pasado siglo, llegó a pintar a gitanos famosos como Lola Flores o la familia Habichuela, pero también a otras artistas con rasgos hispanos muy definidos como Nati Mistral, Estrellita Castro o la cineasta Ana Mariscal. Sin embargo, su principal musa fue durante muchos años la linarense Natalia Castro, el rostro que aparecía en los antiguos billetes de 100 pesetas.
Nuestro viaje por la comarca de La Loma lo continuamos por Rus y Canena. El primero de los municipios sobresale por sus famosas fiestas de Los Mozos, declaradas de Interés Turístico nacional de Andalucía; la Ruta de los Caracoles, con más de cien espacios y tres rutas naturales para llevarlas a cabo; y la referencia del Oratorio Visigótico que es una propuesta exclusiva en la mitad sur de nuestro país. Un municipio que intenta dinamizar su oferta turística con iniciativas como Las Rusnalias, con visitas y degustaciones al Oratorio Visigótico y a otros enclaves naturales del municipio.
La pequeña villa de Canena se encuentra coronada por su magnífico castillo palacio renacentista, declarado Monumento Nacional desde 1931. La conversión en palacio de esta fortaleza corrió a cargo del maestro del renacimiento español Andrés Valdelvira, en el siglo XVI.
En el recorrido por las tierras de Canenatambién hallará el visitante otros edificios de interés histórico y artístico como son la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, del siglo XVI, estilo renacentista e interior cubierto con armadura mudéjar; la Ermita de Nuestra Señora del Rosario, levantada entre los siglos XV y XVIII; y los restos de un Acueducto Romano y de un molino tradicional que se encuentran situados junto al arroyo de la Yedra. No menos interesante desde el punto de vista turístico es su Balneario de San Andrés, de orígenes romanos y con aguas indicadas para tratamientos terapéuticos de afecciones del estómago, el riñón, el estrés, el reumatismo o la artrosis.
Torreperogil, la antigua Torres de Hamdón, presume de contar con los carnavales más arraigados de cuantos se celebran en la provincia. No hay que dejar de visitar las Torres Oscuras, que formaban parte de un castillo del siglo XIII en torno al cual surgió el municipio. También destaca su Iglesia de Santa María la Mayor, de origen gótico. Y Torreperogil es famoso también por sus acreditados vinos. La IGP Vino de la Tierra de Torreperogil produce blancos, tintos y rosados en los términos municipales de Torreperogil, Úbeda, Sabiote, Cabra de Santo Cristo, Ruz, Canena, Baeza, Cazorla, Santo Torné, Pozo Alcón y Villacarrillo. Las variedades de uva autorizadas por la IGP son Garnacha Tinta, Tempranillo, Cavernet Sauvignon y Syrah, entre las tintas, y Jaén Blanco y Pedro Ximénez, entre las variedades blancas.
Del patrimonio de Torreblascopedro hay que destacar las Casas Señoriales, la Iglesia Parroquial de San José y la Iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora en el núcleo de Campillo del Río. Finalmente, el municipio de Lupión, junto con su pedanía de Guadalimar, desciende de este a oeste hasta el río Guadalimar y ocupa una colina amesetada, rodeado de olivares, el cultivo predominante que se complementa con el algodón que se explota en la vega del Guadalquivir. De su patrimonio histórico hay que resaltar la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, su Torreón defensivo y la Fuente.
Úbeda es también un importante foco artesanal. Uno de sus exponentes es Juan Martínez Villacañas, que creó en 1965 Alfarería Tito, que está en poder de los Premios Nacionales de Artesanía 2006 y 2012, y su trabajo está avalado por clientes de todo el planeta. Las visitas al barrio de artesanos se recomienda hacerla de la mano de guías oficiales, que incluyen paradas en Alfarería Tito y también en Ubedíes Artesanía y donde los visitantes pueden conocer de primera mano, directamente de sus responsables, la forma de trabajar el barro y el esparto, respectivamente.
Otro nombre propio de la artesanía ubetense es Paco Luis Martos (Úbeda, 1969, que se dedica desde principios de la década de los 90 al estudio, diseño y construcción de techos de madera de tipo mudéjar, siguiendo la misma técnica y estilo del arte arquitectónico y ornamental desarrollado en España entre los siglos XIII y XVII. Finalista de los Premios Nacionales de Artesanía de 2009, ya en 2003 recibió el reconocimiento de la Junta de Andalucía por su contribución a la preservación del oficio artesanal y su obra forma parte del Museo de la Memoria de Andalucía. Asimismo, ostenta el Premio Albayzín que concede el Centro del mismo nombre, de Granada, por su labor en la difusión de la conservación del patrimonio y del fomento de la artesanía. Paco Luis Martos, que ostenta desde 2011 la Carta de Maestro Artesano que concede la Junta de Andalucía, ha llevado el tradicional arte español de techos de madera de estilo mudéjar a Estados Unidos, donde mantiene abierta una delegación en la ciudad de Los Ángeles (Hollywood, Beverly Hills), desde la que atiende a una clientela exclusiva, entre la que se encuentran famosos actores y actrices de la meca del cine.
La Loma es la comarca olivarera por excelencia, y también la mayor productora. Por tanto, es muy aconsejable una visita al Centro de Interpretación “Olivar y Aceite” de Úbeda para empaparse de la cultura del aceite y del olivar. Coincidiendo con el inicio de los AOVEs de cosecha temprana, en este centro se organizan las Rutas del Aceite que ponen de manifiesto, una vez más, la sinergia existente entre el olivar—agricultura—y el turismo, que han dado como fruto el oleoturismo.
La Loma es también tierra de emprendedores y de creadores. Quizás uno de los proyectos más innovadores es el que desarrolla desde la pedanía ubetense de Solana de Torralba la granja ecológica Vegatorralba Bio, una experiencia que va más allá del agro para convertirse en un referente de la sostenibilidad ambiental en la provincia. Noelia Rodríguez, licenciada en Ciencias Ambientales, es la fundadora e impulsora de esta granja ubicada en la vega alta del Guadalquivir, a medio camino de Úbeda y Cazorla.
Noelia Rodríguez simboliza la tercera generación de una familia de agricultores que apuesta por un sistema que armoniza los campos energéticos de la finca-granja consiguiendo suelos, plantas, animales y alimentos altamente vitales. Además, integra la ganadería en los cultivos de forma que la fertilización se realiza con preparados biodinámicos y compost procedentes del estiércol de los animales de la propia granja, lo que otorga a sus productos unas cualidades organolépticas extraordinarias.