El colectivo cultural de Martos, premio Orgullo Rural 2020, aumenta su reconocimiento social

Cada viernes por la tarde, un grupo de mujeres de Martos cogen un libro y su silla de anea y se reúnen en cualquier lugar público del municipio, una plaza, un parque o un paraje natural. El denominador común de todas ellas es su devoción por la lectura, algo que fue la excusa principal para crear el taller itinerante de lectura que, como no podía ser de otra manera, denominaron “La silla de anea”. Desde que pusieron en marcha esa iniciativa tan apasionante han pasado ya casi seis años, y desde entonces el grupo no ha parado de crecer y, sobre todo, de ganar reconocimiento social. El último de ellos fue la semana pasada, cuando recibieron la visita del ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, con quien, entre olivos centenarios, compartieron la lectura del último capítulo de ‘Los pazos de Ulloa’, de Emilia Pardo Bazán.

“El grupo surgió de manera espontánea y a todas nos une la misma inquietud”, explica Ascensión Millán, que habla en representación de este colectivo cultural donde no caben los rangos, solo la amistad. Tampoco quieren ser calificadas como un grupo feminista, aunque de momento todas las participantes sean mujeres. “El grupo no está cerrado a nadie”, dicen.

Lo que empezó siendo un encuentro informal para leer se ha convertido ahora en una experiencia cultural que llama la atención por su singularidad. “A veces también escribimos y participamos en encuentros literarios y poéticos, y hasta hemos hecho grafitis”, comenta Ascensión. Recuerda de modo especial su participación en la Velada Poética Lorquiana en la misma casa natal de Federico García Lorca, en Fuentevaqueros (Granada), o en el taller de poesía sobre Miguel Hernández, con visita incluida al Museo de Quesada.

Integrantes del taller de lectura «La silla de anea»

Este taller itinerante de lectura ya es, por tanto, algo más que una mera reunión de amigas. “Creo que está permitiendo visibilizar a la mujer en su relación con la literatura y en la participación social en el municipio, es decir, creando un espacio de socialización”, destaca Ascensión Millán. De esta forma, la iniciativa no solo ofrece una alternativa a las mujeres de este entorno rural en el que  escasea la oferta cultural; también supone una oportunidad de reconocerse como grupo y poner de manifiesto su papel en el conjunto de la sociedad. Así lo cree la presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales, FADEMUR, Teresa López López, tras poner en valor las actividades de ‘La Silla de Anea’.  “Estamos convencidas de que es un camino para mejorar las oportunidades de desarrollo de las mujeres del medio rural y la calidad de vida para toda su sociedad en general”.

La organización de mujeres rurales viene largo tiempo apoyando a ‘La Silla de Anea’ y difundiendo que este modelo es fácilmente replicable en otros muchos pueblos. De hecho, como parte del patronato de la Fundación de Estudios Rurales, el año pasado se concedió a este grupo de mujeres marteñas el premio Orgullo Rural 2020. Por otra parte, FADEMUR cuenta con Ruraltivity, una lanzadera de emprendimiento rural apoyada por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. Desde Ruraltivity, FADEMUR impulsa a cientos de emprendedores y emprendedoras, muchos de los cuales desarrollan desde sus pueblos proyectos en el campo de la escritura, la ilustración o la interpretación.