Miguel Mesa nos invita, en un viaje virtual, a caminar detrás de un hato de 1.300 animales en la verea de Santiago-Pontones

«Cuando a finales de mayo, principios de junio, llegamos con el hato a los Campos de Hernán Pelea a pasar el agostadero de verano procedente de Sierra Morena, el hato, en nuestro caso unos 2.400 animales entre ovejas y un número pequeño de cabras y machos cabríos, se dividió en dos grupos. El primero, unas 1.300 ovejas aproximadamente, de las que una cantidad aún por determinar están preñadas o `preñás´, pues han tenido a los carneros en la dehesa de Sierra Morena, se quedan en una zona, a una cota de 1.650 metros de altitud media, que le llaman `El Puerto´.

Este agostadero está a los pies de Las Empanadas (2.107 m de altitud), pico que está situado entre los límites provinciales de Jaén y Granada y entre los parques naturales de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas (JA), del que es el punto más alto, y el parque de la Sierra de Castril (GR).

 Aquí los pastores, tanto de Santiago – Pontones, como los de Castril, Fátima… ya en Granada, no tienen posibilidad alguna de comunicarse, ni tan siquiera con el ¡112!, vamos, lo que se dice `dejados de la mano de Dios’ y hay casi ¡30.000 mil! cabezas de ganado. 

El segundo grupo, unas 1.000 ovejas, más unas 40 cabras y los machos cabríos los llevan a otro agostadero, también en los Campos, situado a unos 9 km de distancia. Aquí no hay tiná, tan solo un refugio llamado `Collao de la Paja´ (1.775 metros de altitud) y un corral aprovechando una depresión geológica denominada `dolina´ que es típica de los Campos, a la que también se le conoce por `torca´

Sobre el mes de agosto, las ovejas que se encuentran en el agostadero del Puerto y que están preñadas, se bajan a la explotación ganadera del `Castillico´ en La Matea, y allí paren durante los meses de agosto y septiembre. El resto se llevan al `Collao de la Paja´, permaneciendo hasta finales de noviembre que empieza la verea de invierno y se bajan todas a la dehesa de Sierra Morena. Hay que resaltar que a las ovejas que están en el `Collao de la Paja´, se les echan los carneros y serán estas las que parirán a finales de diciembre y durante el mes de enero en la dehesa de Sierra Morena.

Ya nos hemos situado, tenemos un hatajo de ovejas en el Collao de la Paja, unas 1300, de las cuales hay un gran número que están preñadas, y el resto, unas 1000 que parieron en septiembre – octubre, en la explotación ganadera del Castillico en La Matea. 

Yo ya estoy en La Matea con mis jefes Los Carlillos, soy un privilegiado, hoy damos los primeros pasos para preparar la verea que dm la iniciamos el próximo día 1 de diciembre, jueves. Hoy toca `repretar´. Os preguntaréis qué significa el término `repretar´. Según los pastores de La Matea, sería la acción de juntar las ovejas que se encuentra en los agostaderos de verano, en nuestro caso en el Collao de la Paja en Los Campos de Hernán Pelea, para bajárselas a La Matea y desde allí, junto con otras, iniciar la verea hacia territorios más cálidos, como es Sierra Morena, para pasar el invierno, a lo que se le conoce como la trashumancia. Para los que aún no lo sepan, la trashumancia está declarada como `Manifestación Representativa Del Patrimonio Cultural Inmaterial´. 

Subimos al amanecer por la rambla de los Campos al cortijo de la Loma de la Paja a 1.560 metros de altitud. Iniciamos la búsqueda de las ovejas que deberían estar diseminadas en pequeños grupos por la zona, pero no vimos nada, dirigiéndonos a la planicie del `Espinoparao´ a unos 1.700 metros de altitud, viendo por fin a varios grupos de animales diseminados, Daniel, en un movimiento envolvente y tranquilo, las juntó, contando las ovejas negras y luego los cencerros, como le cuadraban, exclamó: ¡Están todas! Nos pusimos de camino rumbo a la `Cañada del Curtido´, pasando por la tiná del mismo nombre, llegando al Cortijo de la Paja tras un fuerte descenso. 

Siguiendo caminando, al llegar a una pequeña loma de la cañá del Curtido, nos topamos en el suelo con unas `disposiciones de piedras´ separadas de forma aleatoria, que llaman poderosamente la atención. Básicamente, la disposición en cuestión, está formada por una piedra mediana de forma irregular, con una cara plana, y apoyada sobre otras más pequeñas que le sirven de base; a su alrededor se aprecia una especie de hoyo semiesférico que se llena de agua cuando llueve. 

Estas disposiciones, que se llaman `alegas´tienen como misión servir a modo de comedero para la sal marina que se conoce vulgarmente como `sal gorda´, y que se deposita en la cara plana de la piedra para que los animales puedan tomar su ración. El hoyo circundante lo forman las ovejas con sus patas delanteras al ir a tomar la sal. 

Los pastores de Santiago – Pontones les dan sal a las ovejas desde primavera, justo cuando regresan de las dehesas de Sierra Morena, hasta mediados del otoño, debido al tipo de pastos que hay en los Campos que hacen que los animales necesiten más sal que en otros lugares, p.e.j. en las dehesas.

Hemos mencionado que la sal que se les da es de procedencia marina, o de corrientes de agua salobres, obtenida en ambos casos por evaporación en salinas a tal efecto. También existen canteras o minas de las que se extraen rocas que contienen un 95% de sal en su masa. Estas grandes piedras, una vez trituradas en tamaños más pequeños, se depositan en las alegas, de tal manera que los animales las chupan y toman su ración necesaria. Aunque la sal de piedra es mejor que la sal marina para las ovejas y cabras, tiene el peligro que al quedarse en el campo depositadas en las alegas otros animales también las pueden chupar, pudiéndose de esta manera trasmitir fácilmente enfermedades con el peligro que conlleva.    

Los pastores antiguos decían que había que darles sal a los animales `un día sí, y dos no´ y que esto se debería mantener constante en el tiempo. Sus sucesores siguen con este mismo principio.

Para que se tenga una idea de la cantidad de sal marina que hace falta, unos 6 ó 7 kgrs pueden ser suficientes para un hato de unas 400 ovejas.

– Tiná del Curtido

En el camino de descenso a la Loma de la Paja nos encontramos con la tiná del Curtido. Para los que desconozcan que es una tiná, en el libro “Vocabulario del nordeste andaluz. El habla en la Sierras de Segura y Cazorla” (A. Faustino Idañez de Aguilar), se dice: Tiná (da) “Cobertizo donde se recoge de noche el rebaño, que consta de una parte techada y otra mayor sin cubrir”.

Esta construcción está formada por una nave rectangular de 200 m² de superficie (20x10m) y una altura que ronda ~ 2,50/3.50 m en muros exteriores/parte central interior de la nave. En el interior existe un muro de carga que hace de división y que soporta la cubierta a dos aguas. Dos puertas en madera de pino, una en la fachada principal, da acceso al interior de la tiná, y otra que da salida a los corrales interiores que forman la parte `no techada´ de la misma. 

El almuerzo

Los serranos, y por consiguiente los pastores, cuando se levantan se toman un café de puchetere y sobre las 10 de la mañana almuerzan, por lo general con productos de la matanza,  un trozo de jamón con tocino, chorizo seco, panceta a la brasa… acompañados con pan y vino, ¡vamos una cosa ligerita! pues bien, las ovejas no tienen por qué  ser menos, además este año   agravado por la escasez de pastos en los Campos hay que aportarles alimentos, así que se les había preparado un comedero efímero con unos 500 kgrs de pienso! depositados de forma magistral en el suelo formando calles paralelas para que pudieran comer los animales sin molestarse unos a otros.

Los animales, que son listos como `ellos solos´, al acercase al cortijo les dio el olor de la comida y corrían que `echaban chispas´ a la zona del comedero. 

A lo largo de nuestro camino hacía el cortijo de la Loma de la Paja, hemos visto como los animales van `mordiendo´ en la vegetación que se encuentra a su paso, que a estas fechas en la época en la que nos encontramos, es escasa, razón por la que se ha tenido que dar una sobrealimentación a base de pienso al llegar a la explanada del cortijo.  

Un momento de la verea por el término municipal de Santiago-Pontones. FOTOGRAFÍA: Miguel Mesa

Entre las plantas que muerden está el `lastón´ El diccionario de la RAE lo define como: «Planta perenne de la familia de las gramíneas, cuya caña es de unos 60 cms de altura, estriada, lampiña y de pocos nudos, y las hojas muy largas, lo mismo que la panoja, cuyos ramos llevan multitud de florecitas con cabillo y con arista´´.

Los pastores definen al lastón como un matorral bajo, que en mayo está muy tierno, y en invierno por la mañana con el rocío, también. Apuntan que esta planta, si no se corta, se pudre por el centro (en la fotografía se puede apreciar). En el verano hay lugares de pastos que meten a las vacas y estas dejan las plantas como si hubiera pasado una segadora, creciendo muy bien posteriormente.

A las ovejas segureñas esta planta no les hace `mucha gracia´, pero saben que les aporta la fibra que le es necesaria para completar la composición del pienso en forma de tacos cilíndricos con que se han sobrealimentado, además de aportación de agua. Como veréis siguen siendo muy listas.

El final de la jornada

Al atardecer llegamos a “Piedra Horadada” ya en los montes de La Matea a uno 1,6 km del Castillico, dejando allí el hato para que pasara la noche.

A la mañana siguiente subimos a los montes de La Matea y volvimos a repretar el ganado que estaba en esta ocasión muy diseminado. Al final, tras una pendiente hasta el río Muso de `chupa pan y moja´, llegamos al Castillico».