El autor se basa en una trama de sucesos originados desde el inicio de la Guerra Civil en lugares como Jaén, Úbeda, Peal de Becerro, Rus, Jaén o Sierra Morena
Cristóbal Hurtado Quesada ha presentado en Úbeda su novela “Las siete vidas de un lince”, basada en una trama de sucesos inéditos, originados desde el comienzo de la Guerra Civil española en 1936 hasta finalizar la Segunda Guerra Mundial, comprendiendo en este periodo de tiempo el desastroso año 1945. En este año apareció la hambruna más grande conocida en la historia de España, donde murieron miles de personas por falta de alimentos para la subsistencia. Este es el resumen que el autor hace su novela:
«Las atrocidades cometidas por ambos bandos, el modo de vida de la época, las labores rutinarias y algunas vivencias relacionadas con el esoterismo conforman un variopinto conjunto de historias, que, adheridas a la biografía del protagonista, he intentado -y creo que lo he conseguido- que los leyentes se mantengan intrigados durante la lectura de esta creación. También he incluido en lo relatado el salvajismo manejado en los diversos crímenes de la Guerra Civil, fuera del frente, originados en algunos pueblos de la provincia de Jaén. Úbeda, Peal de Becerro, Rus, Jaén y Sierra Morena, fueron los lugares de donde extraje los sucesos expuestos en esta obra.
Esta novela, de contenido bastante duro, muy dramático y trágico, despierta en el lector emoción desde las primeras páginas posteriores a la descripción de la época, logrando a la vez engancharlo a la lectura de los relatos. Es una obra novelada, cuyos sucesos están basados en hechos raléales. Se ha ilustrado exponiendo fotografías de la época y se han aportado notas de autor con las aclaraciones oportunas, para facilitarle al lector una visión más aproximada de aquellos tiempos.
En esta obra me he propuesto dejar como legado a las generaciones posteriores a los dos conflictos bélicos, la forma de vivir de los lugareños de la zona norte de Jaén en la terrible etapa, siendo prácticamente imposible satisfacerlas necesidades básicas. Subsistir siendo niño se convirtió en una auténtica odisea, pero más difícil aún, fue obtener formación o asistir a la escuela en época de guerra. Los supervivientes de esta catástrofe padecieron toda clase de penurias, pero, aún así, lograron el mérito de levantar de nuevo el país en tiempo récord, prácticamente sin recursos.
Me gustaría que los lectores de esta obra sacaran conclusiones de los desastres que ocasionó la fratricida Guerra Civil Española, ya que en algunas ocasiones tuvieron que desafiarse en el frente miembros de una misma familia o vecinos del mismo pueblo, incluso con los mismos ideales políticos, pero dependían de la zona establecida según donde los reclutaran (roja o azul).
Las historias que he narrado han sido seleccionadas entre muchas historias escuchadas sobre la Guerra Civil, de personas que la vivieron en primera persona, sin embargo, he optado por darle prioridad a las que me aportó mi querida madre, por considerarlas de máxima veracidad y sin estar contempladas desde ninguna orientación política, pero sí desde óptica humanitaria y religiosa.
Otra de las personas que me motivó para escribir esta obra, fue precisamente el protagonista de esta novela, al que conocí casualmente. Él, tras compartir una gran amistad conmigo, (aunque nos distanciaba más de 50 años de edad), me confesó las terribles hazañas que protagonizó, mientras que ostentó el cargo de “comisario rojo republicano” en tiempos de guerra, de las cuales se arrepintió después de mucho tiempo. Me suplicó en varias ocasiones que escribiera un libro sobre su biografía para justificar cuales fueron sus objetivos y motivos por los que tuvo ese cruel comportamiento, siempre y cuando lo publicara después de su fallecimiento. Él quiso inmolar su dignidad a consecuencia de quedard espechado por sus nuevos compañeros de partido tras pasar cuarenta años después de su exilio en Úbeda. La finalidad fue demostrar públicamente su valentía y la fidelidad a sus ideales políticos exponiendo, públicamente las atrocidades cometidas.
He intentado mostrar a los lectores de esta novela la hipocresía que existe en las civilizaciones cuando una nación entra en guerra. A pesar de que los gobernantes dictaminan multitud de tratados y alianzas nacionales e internacionales (supuestamente para proteger a los seres humanos en los conflictos bélicos), a la hora de la verdad, todo se vuelve papel mojado. Los promotores de los conflictos actúan permisivamente ante toda clase de actos asesinos y despiadados, sin importarles los mártires que sufren como consecuencia del conflicto. Para ellos las víctimas no son nada más que simples números estadísticos.
La forma de justificar las atrocidades cometidas queda simplemente reducida a una frase:
¡ESTABAMOSENGUERRA!«
