Victoriano Muñoz Rueda, cronista oficial de Los Villares, nos invita a conocer uno de los pueblos de mayor expansión de la provincia

Situada diez kilómetros al sur de la ciudad de Jaén, la población de Los Villares es considerada la “Puerta la Sierra Sur”. El núcleo urbano se encuentra en el centro geográfico de un amplio valle surcado por los ríos Frío y Eliche, que circundan la población, flanqueado por las sierras de Jabalcuz al norte y de la Pandera al sur; las Cimbras al este; y el cerro del Viento al oeste.

Todo un impresionante entorno natural que sorprende, por su belleza, al visitante nada más coronar el portichuelo de Castro. Dentro de este extraordinario patrimonio natural, podemos destacar dos elementos que, por su encanto, debemos conocer:

El manantial de Riofrío conocido, desde antes de la fundación, como los Ojos del Moral, -por las distintas surgencias de agua a los pies de una morera. Situado en la base de la Pandera, a 1.190 metros de altitud, con varias surgencias, dotado de área recreativa y de esparcimiento. Manantial que abastece de agua a Los Villares y a Jaén, y riega las huertas situadas en sus márgenes.

El Cañón del Riofrío, de gran belleza natural, ejemplo de encauzamiento fluvial, producido por la propia erosión que las aguas han realizado sobre las calizas y por el propio carácter kárstico de la roca.

El origen de Los Villares hay que buscarlo en la Real Cédula de Juana I de 17 de marzo de 1508 ordenando la repoblación de la Sierra de Jaén, si bien, por distintos motivos, la repoblación se retrasará hasta el año 1539, reinando Carlos I, en que se fundan los lugares de Campillo de Arenas, Mancha Real, Valdepeñas y Los Villares.

La fundación de Los Villares, como una aldea de Jaén, tendrá lugar el 11 de junio de 1539. Será la última de las cuatro poblaciones en conseguir la segregación de Jaén. Lo hará en 1630, una vez vendida la villa al Marqués de los Trujillos.

En el entorno de la plaza destacan los tres edificios más representativos de nuestro modesto, pero interesante patrimonio arquitectónico: la iglesia parroquial de San Juan Bautista, de finales del siglo XVI; las Casas Capitulares, de la segunda mitad del siglo XVIII; y la casa solariega del Vizconde de Los Villares, conocida como “la Casa Grande”, de principios del siglo XVIII.

Los villariegos han sido, desde siempre, gente laboriosa y emprendedora que supieron hacer del cultivo del olivar y del arte de trenzar la mimbre los pilares de su desarrollo económico,que en tiempos difíciles evitaron la emigración de su principal “capital humano”, la juventud.

La situación geográfica del municipio unida a un clima moderado y suave durante el verano, a la riqueza de agua y al carácter acogedor del villariego, hizo de Los Villares, para muchas familias acomodadas de Jaén, el lugar ideal para el descanso en los meses estivales, familias a las que se les conocía con el nombre cariñoso de “los veraneantes”.

Sobre estas líneas, Ayuntamiento de Los Villares; arriba, panorámica del municipio. VICTORIANO MUÑOZ

Hoy día, Los Villares es una población en crecimiento, que supera los seis mil habitantes, dotada de un buen equipamiento, que ofrece a sus vecinos todos los servicios que precisan:educativos,con centros de infantil, primaria, secundaria y bachillerato, y centro de educación permanente; sanitarios, con centro de salud y servicio de urgencias permanente; culturales, con biblioteca pública y centro cultural, centro Guadalfeo, escuela de música; deportivos, con campo de fútbol, pabellón polideportivo, gimnasio, piscina, escuelas deportivas; y sociales, con residencia de mayores, centro de mayores, y asistencia a domicilio.

Las mejoras en la carretera que nos comunica con la capital han hecho que la ciudad se encuentre más cerca en distancia y tiempo, a la vez que ha aumentado la seguridad en el desplazamiento; Jaén se encuentra a unos 15 minutos y la Universidad a 20 minutos.

Los Villares ofrece la posibilidad de vivir en un espacio rural, rodeado de un bello entorno paisajístico, en vivienda unifamiliar o chalet, dotados de piscina y disfrutar a la vez de las ventajas que proporciona la cercanía a la capital.

Todo ello ha supuesto un incentivo para que muchos jiennenses tengan su segunda vivienda en la localidad y que otros muchos hayan decidido establecerse definitivamente en ella.