Artículo de Lorenzo Canales, periodista de Canal Sur y marmolejeño.
Mi pueblo es una parte del alma de Andalucía y de España que merece la pena rescatar como ejemplo de esfuerzo, sacrificio y honradez. Situado en un enclave estratégico, tiene la mezcla del sabor de dos provincias. Marmolejo es jiennense de pura sierra y campiña, pero convive históricamente con poblaciones limítrofes cordobesas, con las que comparte estrechos lazos de amistad.
A Marmolejo se llega fácilmente. Lo han comprobado a lo largo de los años del pasado siglo los miles de devotos agüistas que vinieron a disfrutar de su Balneario. Antes era más fácil llegar por tren, pero ahora lo es por autovía. La A-4 pasa a nuestro lado para permitirnos llamar la atención del viajero.
Motivos tenemos. Muchos. Uno de ellos es nuestro manantial de aguas minero-medicinales, que sigue en pie desde el siglo XIX, en unas instalaciones adaptadas a los nuevos tiempos y al turismo de hoy. Muy cerquita, por cierto, sigue abierto el Gran Hotel Balneario, con nuevas prestaciones y comodidades, que celebrará próximamente su centenario, ya que fue inaugurado en 1923.
Ese reclamo histórico que nos llena de orgullo, tiene también un apoyo fundamental en la belleza de nuestras calles y plazas, limpias y llanas, y de nuestro espectacular Paseo de la Libertad; en nuestra gastronomía, repleta de matices únicos, gracias a nuestro excelente aceite de oliva virgen extra; en nuestros parajes, idóneos para el senderismo y para practicar deportes de naturaleza; y en nuestras huertas, donde se pueden conocer a pie de mata cómo nacen los mejores productos hortofrutícolas.
Nuestro Museo de Arte Contemporáneo completa una oferta cultural que merece la pena situar en un contexto repleto de opciones para el visitante: desde Marmolejo se está a menos de una hora de Jaén y de Córdoba y de las ciudades Patrimonio de la Humanidad, Ubeda y Baeza.
Pero hay más: gracias a su situación, Marmolejo ofrece un punto de interés logístico para cualquier gran empresa que quiera instalarse en su extenso polígono industrial, a orillas de la autovía.
Esta es nuestra realidad. Solo nos falta convencernos de que es posible volver a ser lo que fuimos porque, todo esto, es lo que somos.
Un abrazo de uno de Belén.