Salvador García Ramírez, poeta y exdirector IES Santísima Trinidad de Baeza.
Fotografía: Sierra de Segura, de José Manuel Pedrosa
NUESTROS PUEBLOS
Más allá de la asfixia del asfalto y los bloques que ocultan las orillas, tras la loma irredenta de cualquier periferia, muere una Andalucía secular de persianas bajadas y buzones vacíos donde arroja el pasado su oleaje de escombro y desmemoria. Solo la yerba acude al escalón con su cerco de grillos desconchando las noches del verano. Nadie visita las penurias donde aguarda la anciana la endeblez de los llamadores mudos. Los cortinones del adiós despiden la grieta de las calles sin trajín mientras toman el fresco un concilio de ausentes. Algo más que verbenas y unas cruces por mayo se tendrán que blandir para alzar nuestros pueblos contra el fango traidor de las diásporas. Sus rincones se hunden en la poza sin aire del olvido. Pasan de largo los ferrocarriles mientras pierde la niña su pizarra y el muchacho las crines del progreso. A la sombra se sienta a cavilar el que hurga en la herida del escombro asomado a los quicios donde no pasa nadie. Qué una mano de pan, de levadura, despliegue las semillas de la lluvia en los patios que dan a campo abierto. Qué una nueva política respete a cada cual en su atalaya con humano sentido del reparto. Qué a la lápida ciega le brote otro rosal lleno de savia. La desidia rebosa el canalón de un injusto abandono. Son urgentes los puentes. Es urgente la enmienda. Los pilares se inclinan por el hueco de la posteridad y una amarga renuncia va venciendo el tejado. Salvador García Ramírez
