Faustino Castillo, polifacético artista y pensador, reflexiona sobre la emigración desde su museo de Peal de Becerro

“Nunca me quise ir, y siempre quise volver”. Lo dice en voz alta Faustino Castillo Plaza (La Iruela, 1957), un polifacético artista jiennense (es dibujante, pintor, escultor, ilustrador, muralista, decorador y también escritor y pensador) que, después de haber vivido media vida en Cataluña, volvió a su tierra, la que nunca quiso abandonar. Castillo, al que sus paisanos conocen como ‘Faustillo’, reside en su casa-museo de Peal de Becerro, donde tiene expuestas más de 400 obras de distintas disciplinas creativas, pero que es, sobre todo, un espacio abierto para la reflexión y el debate sobre el futuro del medio rural.

Faustino Castillo se marchó a Barcelona, siendo aún un adolescente, al quedarse huérfano de padre. Allí trabajó en la industria textil hasta que en 1982 regresó por primera vez a su tierra, al poblado de colonización de Solana de Torralba. Allí se reencontró con sus raíces. “Para mí, la naturaleza y la vida en el campo era fundamental”, señala ‘Faustillo’, que recuerda que fue allí, en esa pedanía ubetense de las vegas altas del Guadalquivir, donde empezó a desempeñar su verdadera pasión artística. Allí conoció también a su actual pareja, Antonia Aguilera, con la que volvió años después a Barcelona en un viaje de ida y vuelta que aún no estaba completo. Y así fue. Tras más de dos décadas en la ciudad condal, donde Castillo trabajó en estudios de ilustración y decoración, volvieron de manera definitiva a su tierra para instalarse en Peal de Becerro, a caballo entre Solana de Torralba y La Iruela, su ciudad natal.

“Me expreso a través del olivo desde el surrealismo o la pintura figurativa”, asegura Faustino Castillo, que ha hecho del mundo del olivar el eje central de su creación artística y de su casa-museo.  En enero expuso en el Museo Rafael Zabaleta de Quesada ´Retazos del olivar’, un homenaje a la majestuosidad y robustez del noble árbol del ecosistema mediterráneo; una trova plástica y lírica al olivar, objeto de veneración en la cultura más arraigada en la tierra.

Castillo es autor también de la obra lírica ‘Poemas al viento’ y de un libro ilustrado sobre la comarca de la Sierra de Cazorla. Y siempre el olivo como compañero inseparable. Tanto es así que su última creación lleva por título ‘El olivo a tiempo sabe`, un montaje artístico que comparte con el poeta Manuel Molina y el guitarrista Damián Carmona y con el que quieren recorrer todos los municipios andaluces.

Como ha señalado el profesor y poeta Manuel Molina, el taller-museo de Faustino Castillo en Peal de Becerro es hoy un verdadero “templo cultural” de la comarca. “He conseguido mi sueño, tener un taller propio abierto a la cultura”, explica ‘Faustillo’, que también organiza tertulias literarias en esa casa-museo.

Ahora, echando la mirada hacia atrás, Castillo reflexiona en voz alta sobre el impacto que ha tenido la emigración en Jaén y también sobre las oportunidades que le brinda esta tierra: “Soy muy crítico con nuestra tierra, pero al mismo tiempo quiero ser generoso, porque yo nunca he renunciado a mis orígenes y me siento muy identificado con ella”. Apunta el artista irolense afincado en Peal.

Faustino Castillo se rebela, ante todo, ante la indolencia o acomodamiento que, dice, ve en muchos paisanos suyos: “Somos muy pasivos y, sobre todo, nos falta creer más en nuestra tierra”. Y desde la experiencia de haber sido un emigrante precoz tiene claro que “desde fuera se observa mejor las enormes potencialidades infrautilizadas de esta tierra”.

‘Faustillo’ finaliza esta animada charla con ‘Alma de Pueblos’ con otra reflexión que define muy bien al personaje: “A veces, los artistas piensan que hay que irse fuera para poder triunfar, pero yo creo que la felicidad y el bienestar hay que buscarlos en la estabilidad emocional y en la armonía de tu entorno, por eso yo siempre estar aquí”.

“Soy un gran afortunado cuando miro a mi alrededor y veo lo que hay sembrado. Me posee la tierra a su manera, llevándome a su lecho cada día, zalamera. Los dioses han premiado mi madrugar alegre con un cielo sereno y estrellado. Aquí estoy un día más, agradecido por departir con estos seres de troncos retorcidos. Por escuchar los trinos y ver la danza antigua de los trigos dorados. Aquí estoy otro día esperanzado, levantándome pronto para hacerlo más largo y disfrutarlo y…brindar por vosotros”, concluye Faustino Castillo.

Arriba, Faustino Castillo junto a algunas de sus obras que pueden verse en su casa-museo de Peal de Becerro; sobre estas líneas, Castillo, junto al poeta Manuel Molina y el guitarrista Damián Carmona, con quien protagoniza un montaje artístico.