Luis Emilio Vallejo Delgado, técnico de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de Porcuna. Autor del texto y de las ilustraciones.

La ciudad de Porcuna es un complejo entramado de siglos por donde el viajero puede encontrar en cada uno de ellos la viva voz de sus habitantes. Porque de los famosos canteros-escultores podremos visitar no solo sus canteras sino a ellos mismos; ensimismados en la talla de la dorada piedra. O escuchar el canto de trilla y siembra de los agricultores, su Besana flamenca, patrimonio inmaterial; ese diálogo con la yunta y las mulas y el surco y el viento.

Porque la ciudad que tuvo casi catorce mil personas (actualmente  algo más de seis mil); en los años 50 del siglo pasado, pudo ver – como tantas otras-  y en  los siguientes lustros, la emigración tremenda que ahora más que nunca parece tornarse en desierto, sombra de los cipreses recrecidos con el viento sin retorno del envejecimiento y la falta de horizontes.

Pero no, la ciudad retoma en estos tiempos su futuro porque desde hace más de dos décadas, repone su patrimonio de índole arqueológico. Los proyectos que son largos y en patrimonio aún más, han llegado para hacerse realidad: ser el futuro de los de aquí y de todo el que quiera venir a comprobar y participar del milagro de una industria cultural que alzará sus cometidos institucionales en breves fechas para comenzar una andadura que nos ha costado el tiempo necesario y que todo proyecto ambicioso debe madurar, con las bases sólidas del respeto a un enorme patrimonio histórico.

Porcuna,  el antiguo oppidum ibero de Ipolka, reclama desde su atalaya la atención que le prestara Cayo Julio César al visitarla en el 45 a. C, al nombrarla Ciudad Noble y Victoriosa. Porque desde su cima el manto verde de sus olivos nos manifiesta que aquella dulzura picante del mejor aceite picual es posible maridarla con las piedras del anfiteatro, la ciudad romana de Obvlco y la medieval de Bulkuna.

Porcuna es una ciudad patrimonial, centro del mejor arte ibero. No en vano las esculturas de Cerrillo Blanco la nombran como Ciudad de Los Guerreros Iberos;  como su homóloga china de Xian. Nos hemos ido haciendo viejos pero en nuestra lucha almacenamos el vértigo del momento presente. Y la alegría del trabajo bien hecho y constante.