Inés Casado, Premio Clara Campoamor, fue la primera mujer en presidir una cooperativa agraria
María Inés Casado Lara lleva toda su vida enrolada en la agricultura. Allá por los años 80, se convirtió en una precursora de la lucha de la mujer en el campo al presidir la cooperativa de espárrago de su pueblo, Villanueva de la Reina. “Me miraban como si fuera un bicho raro, tuvimos que sortear muchos codazos para hacernos respetar”, recuerda Casado, que es la presidenta de la Asociación de Mujeres Rurales (Ademur) de Jaén y que acaba de recibir el Premio Clara Campoamor otorgado por el PSOE de Andalucía.
Inés Casado tiene claro que las mujeres que se dedican a la agricultura sufren una doble discriminación, la dictaminada por su género y la impuesta por las desventajas de vivir en el mundo rural. “Cuando los hombres se fueron a otros sectores más lucrosos las mujeres tuvimos que tirar del carro, pero con la crisis los hombres volvieron y nosotras hemos vuelto a ser discriminadas”, indica esta agricultura, que regenta, junto a su marido y su hija, sendas explotaciones agrarias de olivar, espárrago verde, algodón y vid. Una discriminación, asegura, que va más allá del proceso de mecanización en el campo: “Es una cuestión de desigualdad clarísima, porque a los hombres no les preguntan si saben llevar un tractor o una cosechadora, se les supone, pero a nosotras sí”. Casado cree que, aunque el convenio del campo establece la igualdad salarial, sería conveniente introducir cláusulas que garanticen un porcentaje mínimo de mujeres en las cuadrillas y en los tajos.
Inés Casado posee una trayectoria vital y profesional profundamente comprometida con la igualdad y con el feminismo. Empresaria agrícola desde 1999, ha trabajado en un espacio laboral fuertemente masculinizado, en el que logró ser presidenta de la Cooperativa de Espárragos de Villanueva de la Reina. Su trabajo y su compromiso social han ido de la mano, siendo actualmente secretaria de igualdad de UPA-Jaén y coordinadora del área de Igualdad y Políticas Sociales de UGT-Jaén. Preside desde el año 2000 la Asociación de Mujeres Rurales ADEMUR Jaén y la Comisión por la Igualdad y contra la Violencia de Género de Jaén, y ha escrito varios libros como mujer rural comprometida. “Inés Casado representa, por tanto, el esfuerzo de las mujeres rurales por desarrollarse personal y profesionalmente en ámbitos donde antes estaban vetadas”, se ha destacado desde el PSOE andaluz.

La desigualdad de la mujer en el campo se refleja en datos como las ayudas de la PAC. A pesar de que las mujeres concentran el 37,3% de las ayudas directas, las mujeres perciben un 36,67% menos que los productores (3.483 euros las mujeres frente a 5.500 euros los hombres). Lo mismo ocurre con las ayudas para los programas de desarrollo rural, donde el diferencial económico entre géneros llega a un 23,66% de las ayudas. Para intentar corregir esa situación de discriminación y de invisibilidad del trabajo de la mujer en el medio agrario, hace una década se aprobó la Ley de Titularidad Compartida de las explotaciones agrarias, una ley que buscaba el reconocimiento jurídico de muchas mujeres agricultoras y, de paso, acabar con la masculinización del medio rural. Sin embargo, y a pesar de que fue una ley muy demandada, han sido pocas las mujeres inscritas en este Registro.
Además, en los consejos rectores de las cooperativas agroalimentarias, por ejemplo, solo el 3,5% de sus integrantes son mujeres, mientras que en su base social las mujeres representan el 25%. Otro indicador de estas barreras es el porcentaje de mujeres jefas de explotación: en el año 2016 solo el 23% de los administradores de una explotación agropecuaria eran mujeres. “El empoderamiento de la mujer no llega al campo”, admite Inés Casado, que considera clave la presencia de la mujer en el medio rural para luchar contra la despoblación. “Si no logramos que las mujeres tengan empleo en igualdad de condiciones los pueblos se vacían”, apunta esta activista del sector agrario, a quien le preocupa también los índices de violencia de género en el campo. “Hay muchos casos de acoso, mobbing laboral y violencia de género, muchos de los cuales se tapan”, dice.