Los vecinos de la aldea segureña aprovechan las fiestas para vestirse con indumentaria serrana antigua y homenajear a Pedro Mañas
Río Madera es, sin duda, una de las aldeas con mayor magia y embrujo de la Sierra de Segura. Perteneciente al término de Segura de la Sierra, Río Madera debe su nombre al río que pasa por las inmediaciones y que antaño servía para transportar la madera de los montes de Segura durante la declaración de esta comarca como Provincia Marítima, en el siglo XVIII.
Pues bien, esta hermosa aldea ha celebrado el último fin de semana completo de agosto sus fiestas populares, que este año han sido muy especiales. Y lo han sido, en primer lugar, por el emotivo homenaje realizado a Pedro Mañas, el patriarca de una extensa saga familiar fallecido en 2020 y que, en 1965, fue el impulsor de las fiestas de Río Madera.
El homenaje incluyó una exposición con los trabajos artesanales con esparto realizados por Pedro Mañas, desde cestos, sombreros, frontiles, barjas, etc. Un homenaje que se hizo extensivo a su mujer, Teodora, fallecida hace dos años. Además, el pregón de las fiestas (algo inédito en Río Madera) lo ha realizado una de las hijas de este matrimonio que forman parte de la historia más reciente de Río Madera, donde su hijo Pedro regenta uno de los establecimientos hosteleros y gastronómicos más reputados de la comarca.
Además de las verbenas, concursos y otras actividades festivas (destacando la actuación del grupo de baile El Remeneo), otra novedad de este año ha sido la decisión de los vecinos de la aldea de vestirse con indumentaria serrana de sus antepasados y también con los trajes típicos de los bailes de la zona, como la jota. Los disfraces es una representación de cómo eran antes las vestimentas serranas y los bailes con la jota.
Teatro con Nati Villar
Y otro de los momentos más divertidos de las fiestas fue la representación teatral de la obra “El lazarillo de Torres y el Ciego de Bujaraiza” a cargo de la compañía de Nati Villar y Manuel Martínez.
“Las niñas y los niños, entusiasmados, después del saludo irrumpieron en el escenario y nos atropellaron a preguntas:
-Es verdad lo de Martinica?
-Cómo es posible que exista Martinica si yo, que llevo allí todo el verano, no lo he visto?
Respuesta mía: porque Martinica solo hace trastadas en las noches de invierno.
-A mi me da miedo Martinica, no existe
-Mi abuela me contaba un cuento de Martinica.
Y más preguntas y comentarios. Anoche las niñas y los niños nos hicieron una devolución preciosa después de la función. Esto es lo más bonito, cuando sientes que llegas realmente a las personas”.
Es lo que ha escrito Nati Villar en su perfil de Facebook sobre esta emotiva representación. Y ha añadido: “Un niño se emocionó tanto anoche con nuestros cuentos y nuestros cantos, que de manera espontánea salió al escenario y nos contó que había visto a Bambi y nos contó cosas de su abuela, y nos miraba con tanto cariño… que era imposible no querer agarrarlo, era imposible desprenderse de sus preciosa manos. Y allí estuvo, hasta el final, ayudándome a guardar en el arca de mi abuela los recuerdos…”
“Estas cosas pasan cuando la cuarta pared emocional y generacional se rompe, y jugamos juntos , y nos contamos nuestras cosas…y es que de eso van nuestros montajes, de contarnos unos a otros, de encontrarnos y no hacer distinciones ningunas. Anoche, grandes y pequeños nos hicieron vivir una noche única, pero lo de este pequeño fue la guinda. Maravillosoooooo!!!”, finalizó Nati Villar.