Artículo de Francisco Gordo Cortés, profesor y cronista oficial de Santiago de Calatrava

Perteneciente a la Campiña Norte, situada al suroeste de la provincia, Santiago de Calatrava  es una pequeña localidad que cuenta con numerosos encantos para vivir.

Desde el punto de vista histórico, sus orígenes no están del todo claros, aunque ya desde el 1200 a.C. parece que sus tierras se encontraban habitadas. No ocurre así en épocas posteriores donde hay numerosas referencias al pueblo, por ejemplo, y por citar algunas, cuando Tariq decide atacar Toledo, tras su victoria sobre los visigodos en el 711, uno de los itinerarios seguidos para llegar a la capital visigoda, según algunas fuentes, pasaría por tierras santiagueñas, lo que demuestra su existencia como una pequeña entidad de población.

En 1228 Fernando III, tras la conquista de estas tierras, hace entrega de la villa a la Orden de Calatrava,  pasando a formar parte de la Encomienda de la Peña de Martos bajo cuya jurisdicción se mantuvo durante siglos, situándola así en lugar fronterizo durante una larguísima etapa.Santiago sería entonces una pequeña población que se distribuía alrededor de su iglesia de “Santa María”, cuya primitiva ubicación estuvo en el lugar conocido como “La Torre”.

Consecuencia de la referida situación fronteriza fueron las frecuentes razzias. La del 29 de septiembre de1471 fue especialmente cruenta para la villa, motivo por el que se recordó en el pueblo como el «Triste día de San Miguel».

Pero sin duda, uno de los acontecimientos más importantes en la historia de Santiago se produce  en el año 1591, cuando por “merced” de Felipe II, el pueblo logra su independencia de la villa de Martos, a cuya jurisdicción había pertenecido hasta entonces. Es este el momento en que la villa toma la segunda parte de su nombre, «Calatrava», en clara alusión a su pertenencia a la orden y al partido judicial. De ahora en adelante pasaría a llamarse Santiago de Calatrava.

Y así se podría continuar narrando diferentes hechos que conforman su historia hasta nuestros días, en que se ha convertido en un atractivo pueblo moderno que ha sabido conservar su cultura y tradiciones.

Sobre estas líneas, dos instantáneas del patrimonio monumental de Santiago de Calatrava.

No obstante, y a pesar de ese atractivo, ha sufrido como muchos otros muchos pueblos de España un descenso en su población, cuyos primeros datos conocidos son del siglo XVI (en el año 1528contaba con aproximadamente unos 404 habitantes, y en 1571, conunos 860). A partir de aquí descensos y aumentos se fueron sucediendo, manteniéndose una tendencia clara al aumento entrado el siglo XIX, siendo en el siglo XX cuando alcanza su cifra más alta de población (3258 habitantes en 1940).

En los últimos años se está dando una incipiente repoblación y está siendo receptor de familias que han decidido cambiar su forma de vida en la urbe por la del pueblo, mucho más tranquila y que les ofrece unas condiciones ventajosas, frente a las evidentes dificultades actuales de las grandes ciudades,relacionadas con el nivel y calidad de vida.

Frente a este hecho incuestionable, la vida en los pueblos se presenta como una opción cada vez más apreciada y que parece no va a ser algo pasajero porque los repobladores, una vez que descubren las ventajas de vivir en un pueblo, ya no lo quieren abandonar.

Jóvenes parejas emprendedoras, procedentes de grandes ciudades como Madrid y Barcelona, además de europeos,en su mayoría británicos,en busca de tranquilidad, engrosan la lista delos nuevos vecinos.Todos ellos con el objetivo común de huir del estrés y mejorar su calidad de vida, a lo que sin duda Santiago de Calatrava contribuye con sus continuas mejoras en infraestructuras y buenas comunicaciones,sus posibilidades laborales,su amplio programa de actividades culturales,sus fiestasy su exquisita gastronomía.En definitiva, un pueblo que cuenta con todo tipo de servicios y recursos propios del siglo XXI. Un lugar adaptándose a los nuevos tiempos y con perspectivas de futuro.

Historia, tradiciones y cultura se funden en este tranquilo pueblo de calles llanas y gente muy hospitalaria, deseosa de acoger a nuevos habitantes.