Jaén y otras 22 provincias españolas se encuentran en situación de alto riesgo demográfico

Un artículo de: Francesc Boya,  Secretario general para el Reto Demográfico. Fotografía de Portada: (Valdepeñas de Jaén) de Ángel Torres Cano. PUBLICADO EL 14 DE MAYO.

Francesc Boya

Sin pueblos no hay futuro. Es una máxima que deberíamos repetirnos más. Suena manido, pero nos lo decimos poco. Sin ellos no hay futuro porque sin ellos no tendríamos pasado. Los pueblos forman parte del territorio. Son el territorio. Y una sociedad moderna y avanzada como la nuestra no puede permitirse vivir sin territorio.

Se trata de buscar un cambio en el paradigma actual de la modernidad. Los pueblos -lo rural- llevan décadas acumulando estigmas; subidos en una ola injusta, regresiva y desigual, cediendo el progreso a las ciudades y grandes núcleos urbanos. Los datos son tozudos y tampoco ayudan: más del 80% de la población española se concentra en apenas el 30% del territorio. Es el resultado de procesos económicos y demográficos históricos que han configurado la ordenación territorial del país que habitamos.

Pero contamos con margen para revertir estas dinámicas. No hablamos de varitas mágicas ni soluciones instantáneas que devuelvan a los pueblos su esplendor de tiempos pasados, pero sí de ventanas de oportunidad que debemos aprovechar para combatir la idea de una España interior sola y vacía. La gentrificación de las grandes ciudades, la expansión de las nuevas tecnologías por todo el territorio o experiencias traumáticas como la pandemia de COVID-19 son clara muestra de que las oportunidades se pueden desplazar al ámbito rural.

Todo ello sin restar responsabilidades a la gestión pública. La conciencia social de los pueblos engorda el espíritu rural, pero a esa boca hay que alimentarla también desde la Administración. Y ese es precisamente nuestro compromiso. La fase de diagnósticos ha dado paso a la acción en el ámbito rural y a un goteo constante de actuaciones sobre el territorio. Aspiramos a cumplir con una agenda de igualdad y cohesión territorial ambiciosa pero necesaria para revitalizar las zonas más castigadas por las urgencias del reto demográfico. El Plan de 130 Medidas frente al Reto Demográfico es el elemento vertebrador de una estrategia que implica e interpela a todos los niveles de la administración, actores territoriales y asociacionismo rural.

Sabemos que la labor de escucha sobre el territorio es clave para fomentar una participación social activa de quienes mantienen viva la ruralidad del entorno. La meta es recuperar ese papel imprescindible que desempeñaban los pueblos, encontrar el diferencial de lo rural y hacerlo a partir del emprendimiento y la innovación, del aprovechamiento de los recursos endógenos y de la modernización de las actividades tradicionales en zonas rurales.

No dejar a nadie atrás significa desplegar el mapa de España y abarcarlo por completo, garantizar el desarrollo de proyectos personales y profesionales en cualquier territorio. Para ello es fundamental entender que no hay única ruralidad, sino varias; y todas válidas. Lo que brilla aquí puede no hacerlo allí, y viceversa. Por eso hay que dar voz a lo local, valorarlo y permitir que sean los propios pueblos quienes dibujen su futuro, para ello se hace más imprescindible que nunca un proceso de cooperación institucional. Una cooperación que ha de conciliar las políticas locales, autonómicas y estatales. Ese es el objetivo de la multigobernanza de la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico. Una estrategia que sitúa en su foco más inmediato a provincias que han sufrido de forma más directa el impacto de la despoblación. Jaén y otras 22 provincias españolas se encuentran en una situación de alto riesgo demográfico. De ahí la necesaria actuación del Gobierno, que además de las 130 medidas ya mencionadas, ha iniciado un proceso de descentralización de servicios que incluye también a la provincia de Jaén. Tenemos un inapelable reto con la justicia territorial de nuestro país. Una justicia territorial que debe garantizar la equidad en los servicios y en las oportunidades de los hombres y mujeres que viven en nuestra España rural. Es, sin duda, un reto apasionante al que vamos a dedicar nuestro mayor esfuerzo y nuestro mejor entusiasmo.