Los alcaldes de Iznatoraf, Sorihuela, Villacarrillo y Villanueva rompen el histórico hielo en sus relaciones con un encuentro para sellar un camino desde la unidad
Fotografía de portada: Foto de familia de alcaldes y concejales de Las Cuatro Villas en la plaza del Embajador Cuenca de Iznatoraf. Fotografía: web municipales.
Los alcaldes de la comarca de Las Cuatro Villas -Iznatoraf, Sorihuela del Guadalimar, Villacarrillo y Villanueva del Arzobispo- se han reunido este jueves en Iznatoraf en lo que ha sido un encuentro en busca, primero, de la identidad comarcal y, en segundo lugar, para trabajar desde la unidad como mejor solución para afrontar los importantes desafíos que tienen por delante estos municipios.
Según la información difundida por los ayuntamientos en sus redes sociales, en el encuentro se acordó la participación conjunta como comarca en proyectos de desarrollo y convocatorias a las que ahora no pueden optar de forma individual. Y se habló de proyectos estratégicos relacionados con el turismo, la cultura o el desarrollo territorial.
Los regidores locales (Pascual Manjón, Iznatoraf; Ana Belén Rescalvo, Sorihuela del Guadalimar; Francisco Miralles, Villacarrillo; y Jorge Martínez, Villanueva del Arzobispo, dos de ellos del PP, una del PSOE y un cuarto de un gobierno entre independientes y PP) subrayaron la importancia de este encuentro, que calificaron como histórico, y confiaron en que esta unidad sirva como un ejemplo de colaboración intermunicipal en la provincia.
Reproducimos ahora el artículo publicado en el último número de la Revista La Moraleja donde se volvía a reclamar ese trabajo en conjunto para relanzar el desarrollo socioeconómico de la comarca.
Un pacto por la identidad comarcal de Las Villas
Ginés Donaire
“Buscar una identidad como comarca” era el título del artículo con el que, allá por julio de 1993, tuve el honor de participar en el número 0 de la Revista “La Moraleja”, de Villanueva del Arzobispo.
Han pasado ya casi 30 años y ahora, cuando me dirijo de nuevo a los lectores de esta entrañable Revista, no tengo más remedio que apelar a un titular muy similar para reivindicar lo que, bajo mi punto de vista, es uno de los principales desafíos que tienen por delante los cuatro municipios de Las Villas: su falta de identidad comarcal.
Lamentaba hace tres décadas –y por desgracia tengo que recurrir al lamento de nuevo- que Las Villas no había sido capaz de encontrar su sitio en el mapa provincial porque siempre ha viajado a la sombra de otras comarcas vecinas que, sin tener mayor potencial socioeconómico, sí que han sabido al menos rentabilizar mejor su imagen de marca.
El parque natural de las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, un mosaico de 214.000 hectáreas, se declaró como tal en 1986 entre la indiferencia y los recelos vecinales, muchos de los cuales aún persisten. Este espacio protegido, el más grande del país, ha tenido luces y sombras en su gestión, aunque no me cabe duda de que han prevalecido los beneficios, en especial en el desarrollo turístico experimentado.
Ahora bien, si tuviéramos que hacer un balance de todas las inversiones que han llegado al parque natural es fácil deducir que Las Villas ha sido la hermanita pobre en el reparto de la tarta. Es cierto que es la comarca con menor superficie, pero sólo hay que darse una vuelta por los principales recursos turísticos de esta comarca para advertir que queda muy lejos del desarrollo que sí se ha producido en Cazorla y, en menor medida, en Segura.
Más tarde llegaron los famosos fondos europeos Leader, que también tenían como destino vertebrar los territorios más desfavorecidos. Y también aquí Las Villas quedó como invitada de piedra en el diseño comarcal que se hizo. Villanueva del Arzobispo, Villacarrillo e Iznatoraf quedaron adscritas a la Asociación de Desarrollo Rural de La Loma-Las Villas, mientras que Sorihuela del Gudalimar quedó dentro de la comarca de El Condado, en la asociación Asodeco.
Claro que, antes de todo eso, la propia configuración territorial e institucional ha venido asociando a Las Villas históricamente a sus tierras vecinas, pero siempre como actor secundario. Ni siquiera ha pesado en beneficio de la comarca el partido judicial de Villacarrillo, al que pertenecen todas las localidades de la Sierra de Segura. El partido judicial sirve, entre otras cosas, para elegir los diputados provinciales que representan a las comarcas en la Diputación Provincial. Curiosamente, también aquí el saldo siempre ha sido favorable a Segura.
O qué decir de la autovía A-32, proyectada hace más de tres décadas y que ha sufrido su principal parón en los tramos entre Úbeda y Villanueva del Arzobispo. Otra vez Las Villas como principal damnificada, sin contar claro a la Sierra de Segura que aún no sabe si podrá ver, y cuándo, pasar la autovía por su territorio.
Podríamos seguir enumerando más agravios sufridos por Las Villas, pero estoy seguro de que eso no conduce a nada. Lo mejor ahora es mirar hacia adelante aunque, eso sí, sin incurrir en los mismos errores que la historia nos ha enseñado.