Marián Velasco, farmacéutica y empresaria
Fotografías de Ángel Torres Cano.
Valdepeñas de Jaén está situado al suroeste de la capital, de Jaén, a 29 kilómetros de la misma. Cuenta con unos 4000 habitantes, y está enclavado en plena sierra, esto hace que la vida en un pueblo como este sea tranquila y apacible, estando al mismo tiempo a 30 minutos de la capital.
Precisamente, por su situación y su cercanía a la capital, este municipio no tiene vocación industrial, volcándose principalmente a la agricultura del olivar, la ganadería y la emigración temporera. También, y por ser muy visitado, especialmente en verano, tiene importancia la restauración y en menor medida, el comercio y las empresas que prestan servicios tanto dentro como fuera del municipio.
La población de Valdepeñas, como la de tantos municipios del interior de Andalucía y de España, está envejecida. Al mismo tiempo, son numerosos los jóvenes o parejas jóvenes que deciden quedarse a vivir en el pueblo, bien con proyectos de emprendimiento o bien porque siguen dedicándose a la agricultura.
En el contexto actual de pandemia, con el auge del teletrabajo y la búsqueda de sitios tranquilos y sin aglomeraciones, estamos viviendo un auge del pueblo, en tanto en cuanto, vecinos que vivían fuera y solo venían a Valdepeñas a pasar sus largos y frescos veranos, se han instalado en el municipio durante todo el año, dando dinamismo al comercio local.
En clave turística, Valdepeñas de Jaén ocupa el corazón de la Sierra Sur, posee un paisaje de abruptas cumbres, anchos valles y ríos limpios y caudalosos. La naturaleza que se prodiga en torno al pueblo es feraz, gigantesca y extremadamente bella. Aquí se encuentra la ventana tectónica más grande de Europa, en torno a la cual crecen quejigos y encinas centenarias para conocer a través de sus muchos senderos.
Las 4 postales que tenemos que visitar al venir a Valdepeñas son: Las Chorreras.- Hiedras, fresnos, rosales silvestres, higueras y zarzas tapizan el paraje de Las Chorreras, situado en el casco urbano del municipio. Las aguas del río Vadillo se despeñan por un bosque galería cruzado por puentes de madera y atractivos senderos.
Quejigo del Carbón.- Las sierras de Valdepeñas guardan un valioso bosque mediterráneo donde crecen quejigos centenarios. El más conocido es el quejigo del Carbón, considerado Monumento Natural. Más de medio milenio lo contempla.
Rutas de la Sierra.- Valdepeñas está salpicada de numerosas rutas y senderos. La más conocida discurre a los pies de Ventisqueros y La Pandera, símbolo montañoso de la comarca. El sendero es circular y se realiza a pie, en vehículo o en bicicleta.
Molino-Museo de Santa Ana.- La buena producción de cereal favoreció la construcción de un molino de rodezno, conocido como el Alto de Santa Ana. Cinco siglos después, con sus aperos en perfecto estado, el molino sigue en pie.
Además, Valdepeñas cuenta con una activa vida cultural con colectivos que la dinamizan y organizan, entre otras muchas actividades durante todo el año. También destacan las célebres Fiestas Realengas que a mediados de agosto, evocan el Renacimiento, época de concesión del Privilegio de Villa Realenga, con un mercado, exposiciones, representación teatrales, música, juegos y actividades para todas las edades.
La gastronomía también es a destacar: las migas, el choto al ajillo o a la caldereta, el carnerete, la huerta, las cerezas, la fresa de verano, los roscos fritos, el pan blanco y moreno, el resol, a leche vieja y el aceite de oliva virgen extra.
Valdepeñas y los valdepeñeros están siempre abiertos a recibir nuevos habitantes y visitantes. El carácter acogedor de su gente hacen muy fácil la convivencia y sobre todo la integración, en un pueblo que aún perdiendo población, no pierde su espíritu joven, su belleza y su vida tranquila.