La artista gráfica, ganadora de la convocatoria Emergentes 2023, expone en la José Nogué una revisión sobre la muerte y el gozo de vivir

La exposición de la fotógrafa Claudia Gómez, que se ha inaugurado en la Sala Fausto Olivares de la Escuela de Arte José Nogué, y que podrá visitarse hasta el 22 de diciembre, es el proyecto ganador de la convocatoria EMERGENTES 2023. Una propuesta que nace para dar a conocer el talento de creadores y creadoras del panorama actual, aún sin una trayectoria profesional consolidada, dándoles la posibilidad de acceder a mostrar su trabajo en la sala de exposiciones que gestiona la Escuela de Arte y Superior de Diseño José Nogué. Así, la Sala Fausto Olivares se reafirma en su intención de visibilizar nuevos valores artísticos de la creación plástica y audiovisual contemporánea.

Flores pa’ mi Bartolo es la primera exposición individual de Claudia Gómez. Su obra supone una revisión de los conceptos de muerte y pérdida occidentales y un cambio de óptica para acercarnos a la visión celebratoria que Claudia plantea sobre la muerte de su abuelo Bartolo, en la que las flores que muestra, conseguidas de su corona funeraria y distorsionadas al ser tomadas mediante escaneado en movimiento, pretenden ser fogonazos de luz y color en medio del negro de fondo. Claudia propone cambiar la tristeza de la pérdida por el gozo de vivir, la celebración del tiempo disfrutado y la calma de una despedida en lugar del vacío del duelo. En definitiva, la artista eleva en esta exposición un canto a la Vida, en mayúsculas.

La exposición, formada por once imágenes fotográficas a gran formato y una proyección audiovisual plantea un montaje desnudo donde la belleza no se vale de otros elementos para manifestarse que de la imagen y el color sobre el silencio blanco de la sala y que nos muestra una visión completa de lo que la artista quiere contar sobre un momento de su vida, sobre una persona que más allá del retrato y la biografía, se expande para ser el símbolo de una generación, de un vínculo intercambiable, tanto de la artista hacia el espectador como desde de estos a sus propios lazos vitales.

Este espacio expositivo funciona como punto de encuentro entre los grandes formatos de papel, anexos a los muros, plegándose incluso a sus esquinas, ajustándose a la propia arquitectura del espacio; y los videos, que nos revelan el movimiento y proceso de creación de las piezas fotográficas. Todo ello facilita un intenso diálogo entre las imágenes estáticas y deconstruidas de las flores escaneadas con las flores naturales. Claveles, gerberas, paniculatas y eucaliptos cuyos colores y aromas inundan la sala y permiten, a media luz, una experiencia sensorial y de introspección más allá de lo visual.

Claudia Gómez destaca por presentar una propuesta sin artificios, tanto a nivel conceptual como en su desarrollo técnico. De alguna manera persigue un naturalismo en sus imágenes, que generan un resultado casi brutalista.

Tanto su discurso como su planteamiento creativo la sitúan como un talento emergente dentro del audiovisual contemporáneo, que, desde una situación personal y autobiográfica tiende puentes para crear una experiencia colectiva dónde el espectador, por lo universal del tema, puede reconocerse y explorarse, cuestionando sus propias vivencias y permitiéndose abordarlas desde un prisma nuevo, liberador y facilitador, en las que el arte se convierte en catarsis, homenaje y culto a la experiencia vital humana.

Flores pa’ mi Bartolo nace como un homenaje a su abuelo, y a través de este montaje expositivo, lo que Claudia Gómez nos muestra en su obra es su propia experiencia con la muerte, un tema cuya trascendencia es absolutamente innegable. Pero su fotografía, a través de la abstracción, trasciende ese cometido, convirtiendo esta muestra en una celebración colectiva de la vida y la memoria.

Gómez, entre otros nuevos ejemplos de creación audiovisual andaluza, vuelve de nuevo a poner una de las grandes preguntas sobre la mesa y desafía con nuevas respuestas y formas de hacer, que se rebelan ante lo establecido sin perder de vista lo ritual, lo costumbrista y la sencillez de los sentimientos inherentes a lo humano, y lo hace desde la óptica liberada de prejuicios y maniqueísmos que ostenta la generación a la que la artista pertenece y que busca abordar las cuestiones esenciales de forma directa, muchas veces cruda, con una actitud fresca y desprovista de pesimismo y sobre todo, brutalmente sincera.

En resumen, Flores pa’ mi Bartolo, nos permite constatar hacia dónde se dirigen las nuevas generaciones de fotógrafos y fotógrafas. Claudia Gómez es una de estas nuevas voces con mucho que decir, de las que trabajan con la intimidad, lo personal y cercano, y lo universalizan al compartirlo, como estas flores que ,ahora, son también flores que portaremos para siempre en la retina quienes participemos de su propuesta.