El municipio, donde el alcalde y todo el equipo de gobierno pertenecen al movimiento LGTBI, se convierte en referente en las políticas de igualdad

(Reportaje publicado en EL PAIS el martes 2 de julio)

La Avenida de la Libertad luce este año, en el Día Internacional del Orgullo, con más colorido y orgullo que nunca en Espeluy, un pequeño pueblo de Jaén empeñado en convertirse en referente nacional en tolerancia y respeto hacia el colectivo LGTBI. “Bésame con libertad” puede leerse en los azulejos rodeados de macetas de colores que ha instalado el Ayuntamiento y desde donde se invita a los ciudadanos a fotografiarse  para mostrar con libertad su amor.

“Queremos posicionar a Espeluy como municipio que destaque por su trabajo en conseguir la igualdad real entre mujeres, hombres y el colectivo LGTBI”, subraya Sebastián Lijarcio Medina, de 33 años, que cumple su primer año como alcalde de un pueblo en el que todos los miembros del equipo de gobierno (incluido el propio alcalde) forman parte del movimiento LGTBI. Son tres ediles que gobiernan en minoría al frente del grupo Unión de Ciudadanos Independientes (UCIN), frente a los tres concejales del PSOE y uno del PP que están en la oposición.

En las pasadas elecciones municipales, UCIN acabó con una hegemonía de casi tres décadas de gobierno socialista en el municipio con una candidatura formada en sus cinco primeros puestos por personas vinculadas al movimiento LGTBI. “Fue algo histórico”, rememora el regidor de este pueblo de apenas 600 habitantes que da nombre a una antigua estación ferroviaria venida a menos en las últimas décadas por el desmantelamiento de la red convencional.

“Tenemos a los vecinos muy revolucionados, estamos cambiando la imagen del pueblo y también aportando aire fresco”, apunta el alcalde, que anuncia que llevará a un próximo pleno municipal la declaración de Espeluy como Municipio LGTBFriendly que destaca por su condición de pueblo amigable. También van a adherirse a la red nacional de Municipios Orgullosos al tiempo que se declaran como municipio libre de la LGTBIFobia, aunque en el caso de esta localidad Lijarcio aplaude el carácter tolerante de los pobladores locales. “Tan solo ha habido algunos insultos de jóvenes llamando maricón al concejal de Igualdad, pero en general es un pueblo respetuoso”, indica.

Las políticas de igualdad son el eje central en la gestión municipal de este Ayuntamiento, que cuenta con la concejalía de Igualdad y Diversidad que dirige Rubén Bascón, de 29 años y pareja del alcalde. “Aquí trabajamos con las políticas de igualdad no solo durante la semana del Orgullo, sino durante todo el año”, indica el edil. La otra concejala del equipo de gobierno es Patricia Ojeda, lesbiana de 34 años. Los tres forman el que es uno de los gobiernos locales más jóvenes del país.

Sebastián, Rubén y Patricia dan los últimos detalles a la marcha del Orgullo que la tarde de este viernes recorrerá las calles de Espeluy. “Las políticas de igualdad es una manera de hacer pueblo”, sostiene el alcalde, que valora el respeto que recibe de los otros dos partidos de la Corporación, PSOE y PP. Antes de esa marcha, con las calles engalanadas con motivos alusivos al Día del Orgullo, se han realizado otras actividades, como talleres de psicología o un recital poético con poemas de iconos del movimiento LGTBI como García Lorca o Gloria Fuertes.

Los gobernantes locales también quieren imprimir su particular sello en la lucha contra la despoblación, sin duda el principal desafío de los municipios rurales. Espeluy, que ha perdido casi un tercio de su censo en las dos últimas décadas, se agarra a los fondos europeos para intentar frenar la sangría demográfica que, en el caso de Jaén, afecta a 80 de los 97 municipios de la provincia.

 “Vente al Pueblo” es el mensaje evocador que puede leerse en las banderolas instaladas en Espeluy que, junto a los pueblos vecinos de Escañuela, Carboneros, Cazalilla y Santa Elena, forma parte del proyecto europeo “Creación de un Ecosistema de Innovación y Emprendimiento Territorial”, financiado por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico y con el que se invita a pobladores foráneos a instalarse en estas localidades. El proyecto incluye cursos de formación en disciplinas con salidas laborales en el medio rural, como el turismo, la digitalización o el emprendimiento.

“Aquí la población no está tan envejecida como en otros lugares, pero tenemos el gran problema de la falta de vivienda y por eso muchos jóvenes se marchan a vivir a pueblos cercanos o la capital”, manifiesta Sebastián Lijarcio. Su gobierno concede ayudas al fomento de la natalidad y también se muestra orgulloso de haber logrado que la Caja Rural de Jaén se instale en un municipio donde no existe ni siquiera un cajero automático, “una forma de luchar contra la exclusión financiera”.

Pese a las dificultades, el alcalde de Espeluy se muestra esperanzado en el futuro de las zonas rurales. “Tenemos que trasladar el mensaje de que aquí hay más calidad de vida y encima la vida está más barata”, apunta. De alguna manera, Espeluy intenta recobrar el esplendor que tuvo a mediados del siglo pasado cuando decenas de familias que fueron expropiadas de sus viviendas por la construcción del pantano del Tranco, en la Sierra de Segura, fueron trasladados a este poblado de colonización gestionado por el antiguo Instituto Andaluz de Reforma Agraria (IARA).