La Fundación Huerta de San Antonio homenajea al ubetense Bonifacio de la Cuadra, fallecido en agosto pasado y que deja un valioso legado periodístico

La Fundación Huerta de San Antonio ha rendido homenaje a Bonifacio de la Cuadra, el periodista ubetense fallecido en 2023, en un emotivo acto celebrado en la Iglesia de San Lorenzo y que contó con la presencia de Soledad Gallego-Díaz, exdirectora de EL PAÍS, Miguel Pascuau y Nicolás Berlanga.

El pasado 23 de agosto de 2023 falleció el periodista Bonifacio de la Cuadra (Úbeda, 1940) referente del periodismo, sobre todo del parlamentario y el judicial, y del periódico EL PAÍS, del que fue uno de los fundadores y estuvo hasta su jubilación.  

Periodista, abogado y ciudadano, Bonifacio de la Cuadra vivió su tiempo sin perderle la cara a la realidad que le rodeaba. Jugó a su estilo en la Ubeda de los años cincuenta, desde el Úbeda CF a Acción Católica, de la que fue secretario de la mano de Antonio Gutierrez el Viejo o de su amigo Manolo Molina. Publicó sus primeras crónicas en el diario Jaén y sintió el magisterio y el brazo amigo de Juan Pasquau. 

Bonifacio, Boni para todos su amigos, primero se licencio en Derecho en la Universidad de Granada y después se trasladó a Madrid para matricularse en la Escuela Oficial de Periodismo. Antes de formar parte de la redacción fundacional de El País, trabajó en la agencia Pyresa, cuando el oficio sufría el peso de la censura franquista e informar era una aventura. Fue despedido por apoyar una huelga y a una jefa que había corrido la misma suerte.

Como recordó Soledad Gallego-Díaz, que se consideraba alumna suya, en la necrológica que publicó en EL PAÍS “nunca alardeó de ello, pero fue probablemente el periodista que más exclusivas ha proporcionado en la historia de EL PAÍS”. No le gustaba guardarse nada y sí hacer informaciones sobrias y mejor si eran exclusivas, algunas junto a ella, aunque no lo reflejara en la semblanza, como fue el adelanto del texto de la Constitución. También destapó el caso Banca Catalana, que puso en “la cuerda floja” a Jordi Pujol, entonces presidente de la Generalitat de Catalunya.

Boni fue de los periodistas que estaban en la tribuna de prensa del Congreso de los Diputados cuando el teniente coronel Tejero irrumpió pistola en mano en el fallido golpe de Estado del 23-F de 1981. Cuenta Soledad que “tumbados boca abajo, con un guardia civil provisto de metralleta apostado en la puerta, Boni sacó como pudo un bolígrafo y un papel y empezó a tomar notas”. Un colega le espetó: “vas a hacer que nos maten, estate quieto”. Le preguntaron después por qué lo había hecho y contestó que “hay que tomar notas, después, con las emociones, las cosas se empiezan a adornar; pero si lo apuntas todo, ahí queda”.

En EL PAÍS realizó magnificas crónicas parlamentarias, muchas de las cuales dictaba por teléfono al periódico sin haberlas escrito previamente in extremis, cuando apenas quedaba tiempo para el cierre de la edición. Después de la Transición volvió a sus orígenes y no tardó en destacar por sus informaciones sobre temas judiciales, que dominaba gracias a su formación. Dominaba los entresijos del Tribunal Supremo y del Constitucional, donde controlaba muchas fuentes, y se convirtió en maestro de periodistas de todos los medios, que acudían a él como a un oráculo. Así se ganó los apelativos que se han repetido estos días: referente, generoso y, en palabras de Juan Cruz, superlativo.

El periódico le nombró corresponsal jurídico, cargo que se creó expresamente para él y desde el que cosechó muchas y grandes exclusivas, algunas de las cuales enfadaron a jueces y políticos significados. Pero intachables. Sus informaciones estaban tan bien elaboradas y eran tan respetadas que, cuando se jubiló toda la judicatura (desde fiscales, magistrados, abogados hasta el fiscal general del Estado) le sometieron a un peculiar juicio en el que resultó condenado a seguir escribiendo 10 años y un día más “en beneficio de la colectividad judicial”, como recuerda Sol Gallego-Díaz, con la que escribió Crónica Secreta de la Constitución (Tecnos 1989). Ya jubilado publicó Democracia de papel (Catarata 2015), “una crítica al poder desde la transición a la corrupción”.   

Para Soledad Gallego-Diaz “Boni tenía un corazón muy grande, en el que cabían un periodista y un jurista, y que consiguió ser feliz, primero gracias a Marisa, la mujer que lo acompañó, llena de valentía en su aventura profesional, luego con sus tres hijas y nietos, y siempre haciendo escrupulosamente lo que más le gustaba: dar noticias. Noticias exclusivas. Lo que en el argot de la profesión se llama “mojar la oreja” al resto de los compañeros. Boni nos sometió a todos a un diluvio y aun así, nadie fue tan querido como él”.

Por su parte, la actual directora de El PAÍS, Pepa Bueno, se sumó al homenaje con un vídeo con el siguiente mensaje:

“Yo no tuve la suerte de conocer personalmente a Bonifacio de la Cuadra, a Boni, pero sí de disfrutar de su trabajo, como lectora, como jovencísima estudiante de Periodismo, tanto en su etapa de cronista parlamentario como periodista de tribunales, como uno de los periodistas centrales del periódico.

Y una de las mayores satisfacciones que me he llevado desde que dirijo El País es confirmar cómo la cultura periodística de un periódico es la columna vertebral de ese periódico.

En la vida de El País, como de cualquier medio de comunicación, han pasado muchas cosas, cambian los directores, cambia la administración de la empresa, cambia la época, caen y llegan otros gobiernos, cambia el viento de la historia y, si este periódico sigue ahí, periódico líder en español, es gracias a la cultura periodística de su Redacción, a la que pueden abatir los vientos pero que sigue en pie siempre.

Y Boni es uno de los cimientos de esa cultura periodística de EL PAÍS. Así que me encanta que le estéis dando un homenaje”.