El escritor afincado en Cortijo Viejo, en la Sierra de Segura, retorna a la poesía, «donde es más difícil huir de uno mismo»

“Siempre hay ciervas y cabras montesas. / La carretera termina ahí / e imagino que ahí/ han encontrado un lugar en el que rara vez se las molesta./ También hay buitres; y hace tiempo, quiero recordar que el primer año que viví aquí,/ disfruté durante horas del cortejo de una pareja de águilas./

Hay, incluso, flores tras las ventanas./ Flores de verdad, que nacieron la primavera pasada/ y que esperan una nueva primavera para morir. / Y flores de plástico, también hay flores de plástico a la intemperie/ que, lejos de afear el paisaje, / sirven para recordar que pronto también habrá gente.”

Estos versos del poema ‘Sierra Profunda’ son una de las muchas referencias que hace Andrés Ortiz Tafur al paraíso donde habita, Cortijo Viejo, una aldea con apenas media docena de vecinos en la periferia de la periferia, en lo más auténtico de la Sierra de Segura.

Ortiz Tafur, un escritor linarense afincado desde hace varios años en Santiago-Pontones, ha presentado en la Feria del Libro de Jaén su último libro, ‘Traigo noche en los zapatos’, un libro que ha dedicado a la gente que ha formado parte de su vida y que ya no están.

“Volver es un verbo imposible/ y las imposibilidades,/ en la mayoría de los casos,/ un dolor,/ Este libro para los que me duelen”, escribe Tafur en la dedicatoria del libro donde, al estilo de los versos de Miguel Hernández, el amor, la vida y la muerte forman el triángulo que hace de  hilo conductor del libro.

En ‘Traigo noche en los zapatos’ (Ediciones La Isla de Sinaloa) Andrés Ortiz Tafur se para a desnudar el alma, aunque él mismo reconocía en el acto de presentación (acompañado de Sonia Jiménez Tirado y Miguel Ángel Cañada Castellano) que «en la poesía es más difícil huir de uno mismo”.

En consonancia con los temas que han marcado su trayectoria literaria, Ortiz Tafur se aproxima con estos versos a desentrañar la condición humana, y también los rincones del paraíso en el que vive, en Santiago-Pontones, el municipio del que es bibliotecario.  

Hasta ahora, Ortiz Tafur había publicado cinco libros de relatos, o de cuentos como él prefiere decir: “Caminos que conducen a esto” (El desván de la memoria, 2013); “Yo soy la locura” (Huerga & Fierro, 2015), con el que obtuvo el XXIV Premio Anual de Escritores Noveles; “Tipos duros” (La Isla de Siltolá, 2016); y “El agua del buitre” (Baile del Sol, 2020); además del poemario “Mensajes en una botella que estoy acabando” (Juancaballos, 2018) y “Los últimos deseos” (Sílex, 2021). Ha sido galardonado en diversos certámenes literarios y algunos de sus cuentos y poemas aparecen en distintas antologías.