Nicolás González Mata nos invita a descubrir Peal de Becerro y todo su patrimonio local

Mucho ha cambiado Peal de Becerro en el último cuarto de siglo y soy consciente de que habrá lectores de que se enteren hoy, por ejemplo, de que en Peal una vez hubo semáforos. Hoy la única señal luminosa es una novedosa pantalla gigante que anuncia los eventos culturales y la información de interés general. En cuanto a las oportunidades que brinda para vivir, nuevas urbanizaciones se han ido poblando con vecinos de toda la comarca, que encuentran en Peal el sitio idóneo por ejemplo para montar un negocio. Los servicios se han completado con dos polígonos uno agrícola-ganadero y otro industrial, el instituto, una residencia de ancianos, un parque de bomberos, un pabellón de deportes, y hasta la Asociación de Desarrollo Rural de la Comarca tiene su sede en Peal.

En los noventa el turista accedía a Peal de paso hacia la sierra de Cazorla, circulando obligatoriamente por una avenida principal transitada en ambas direcciones y que por sus estrecheces era necesario regular con semáforos. Una vez en el centro del pueblo te encontrabas una glorieta con una gran farola en el medio que había que rodear para decidir si querías continuar de camino a Quesada, Cazorla, Santo Tomé… o aparcar en los alrededores y preguntar en el Ayuntamiento si había algo que visitar.

Con la creación de una circunvalación, la entrada a Peal de Becerro dejó de ser forzosa para el turista que quería acceder al Parque Natural por Cazorla. Ahora Peal te recibe con su almazara “Nuestra Señora de la Encarnación” donde el trabajo de nuestros olivareros se ve transformado en botellas de aceite que se muestran al comprador como si se tratara de una moderna sala de trofeos, acompañada de fotos del proceso de recolección.

La cooperativa, que estaba en la salida hacia Cazorla, se trasladó ahí en 2005 lo mismo que una nave espacial, entre otros motivos para evitar que en invierno los tractores que entregan su cosecha entorpezcan la fluidez del tráfico. Además con el cambio ha multiplicado su capacidad de almacenamiento, “siendo la mas importante de la zona y estando entre las tres fábricas de aceite de oliva más grandes del mundo, así como la más avanzada tecnológicamente en cuanto a sistemas y procesos de producción, trazabilidad y calidad” según consta en su página web oficial.

El pueblo te invita a conocerlo mostrando en su primera rotonda de acceso “Peal de Becerro, Tierra Íbera” con una escultura hecha con chapa de acero en la que se representa la entrada a las Tumbas principescas, lo que toda la vida hemos llamado “Cámara Sepulcral Íbera de Toya”.

Fotografía de cabecera: Panorámica aérea de Peal, de Yul Wild.
Sobre estas líneas, rotonda de acceso a Peal de Becerro bajo el lema «Tierra íbera».
Sobre estas líneas, fotografía aérea de la Cámara Sepulcral de Toya, de Yul Wild.

Si algún curioso quería entonces visitar el monumento, se le indicaba que tenía que buscar a los municipales que si no estaban de ronda de vigilancia gustosamente tomarían los datos a quien le entregaban la llave y darían indicaciones para acceder. En caso contrario tocaba esperar haciendo tiempo, justo en la puerta de enfrente estaba la biblioteca, y si no era laborable pues te sentabas en un banco que había en la entrada a esperar que volvieran. Lo sé de buena tinta porque el protocolo era el mismo para acceder las pistas polideportivas del parque para las que también había que “pedir la llave”. En aquella época el ocio era eso o los recreativos y los chiquillos como yo demandábamos hacer deporte y ese era oficialmente el único sitio en el que se podía practicar.

Afortunadamente ese procedimiento se ha sustituido y ahora junto a las Torres Medievales disponemos de un lugar donde se explica el contexto y el descubrimiento en 1918 esas tumbas íberas, junto con la réplica de otra cercana que apareció a primeros del siglo XXI en la aldea de Hornos y que tardará mucho mas en ser visitable. Hoy todo está mucho más a mano, el Ayuntamiento, la Policía Local, y hasta el centro de interpretación tienen su propia página de Facebook, este último anuncia actualmente las visitas guiadas, de viernes a domingo en horario regulado y bajo reserva. Eso si, el desplazamiento sigue siendo cuenta del turista.

Volviendo a nuestro viaje en el tiempo, para el afortunado que conseguía hacerse con la llave y se aventuraba a tomar la carretera de Toya en busca del monumento, lo más parecido a un gps eran unas indicaciones a boli del policía municipal de turno, sobre una fotocopia que se entregaba a modo de folleto explicativo… si había estudiado algo de arquitectura y tenia suerte con la luz natural no volvía diciendo que aquello era un roto dentro de unas piedras y que no se veía nada porque estaba muy oscuro.

Arriba, calle Josefa Santa María; sobre estas líneas, torres medievales y casa museo del artista Faustino Castillo.

Los tiempos cambian y hoy el Ayuntamiento apuesta por la difusión de su patrimonio promoviendo visitas teatralizadas o conciertos como el de Jazz al que pude asistir el mes pasado. Ya no es un problema que se te haga de noche en el recinto, la luz artificial y unas réplicas del ajuar funerario ayudan a hacerse a la idea de la importancia del yacimiento. El creador y culpable es mi vecino Faustino Castillo, pintor, escultor, poeta,… artista por definición, empeñado en dar a conocer las bondades de nuestra tierra (muy recomendable acercarse a su casa museo taller también en el entorno de Las Torres y junto a la parroquia).

Hay algo que no ha cambiado durante estos años y es que hasta que llegó la pandemia siempre hubo algo que hacer en Peal. Depende de la fecha podemos encontrarnos un festival de música, una competición deportiva o una programación como la que se presenta para este otoño en el Teatro Rafael Alberti, y es que afortunadamente estamos retomando la normalidad.

Expositor oleícola en el interior de la almazara «Nuestra Señora de la Encarnación» de Peal. FOTOGRAFÍAS: Nicolás González Mata.