La tradición alfarera de la provincia, que se remonta a muchos siglos atrás, recibe el reconocimiento de la Junta de Andalucía

El delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía, Jesús Estrella, ha mantenido una reunión con la Asociación de Artesanos de Úbeda, presidida por Pablo Tito, para abordar la reciente declaración de la alfarería de Jaén como Bien de Interés Cultural (BIC). Un encuentro en el que ha estado acompañado por la delegada de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo, Ana Mata, y el delegado de Turismo, Cultura y Deporte, José Ayala.

El pasado martes, el Consejo de Gobierno acordaba inscribir, a instancias de la Consejería de Turismo,Cultura y Deporte, en el Catálogo General del Patrimonio Histórico (CGPHA) como BIC con la tipología de Actividad de Interés Etnológico la alfarería de la provincia de Jaén. Seis municipios cuentan con presencia de producción alfarera: Alcalá la Real, Andújar, Arjonilla, Baeza, Bailén y Úbeda. “Son localidades donde se sigue practicando esa cultura milenaria de trabajar el barro, una tradición y una parte de nuestra historia que nos permite sentirnos orgullosos”, ha señalado Jesús Estrella.

Durante este encuentro, celebrado en el mismo lugar donde se produjo el anuncio del inicio del expediente, el delegado del Gobierno ha expresado que esta inscripción “supone un reconocimiento expreso a la labor del alfar y de la artesanía en nuestra provincia”. Igualmente, Jesús Estrella ha significado que la declaración como BIC “da visibilidad a una actividad económica que sigue singularizando a nuestra provincia; los alfareros son guardianes de nuestra historia y ahora los protegemos garantizando que la actividad del alfar perdure en el tiempo, que leguemos este presente a generaciones futuras dándole un valor añadido a esta actividad”. Paralelamente, el máximo representante de la Junta de Andalucía en Jaén ha subrayado “la complicidad del gobierno andaluz con los alfareros y artesanos para seguir trabajando y mantener esta actividad más viva que nunca”.

Paralelamente, esta reunión ha servido como toma de contacto con la Asociación de Artesanos de Úbeda, que aglutina, además de alfareros, a artesanos de forja, cartón y papel, joyería, madera y talla y textil. “Analizamos las inquietudes, propuestas y necesidades del sector artesano para incorporarlas a la agenda de trabajo de la Junta de Andalucía”, ha concluido Jesús Estrella.

La alfarería forma parte de la cotidianeidad en la Península Ibérica desde hace aproximadamente ocho mil años, habiendo sido utilizada para tareas funcionales vinculadas a la supervivencia y para garantizar su reafirmación como colectivo. Se trata de un referente simbólico que forma parte del patrimonio etnológico de Andalucía en una triple dimensión. Por un lado, es un referente por los espacios inmuebles vinculados, lugares como talleres u otras instalaciones. En segundo lugar, destacan como objetos manufacturados, herramientas y otros utensilios. Por último, es de utilidad proteger como actividades de interés etnológico los conocimientos y saberes, procesos de producción y culturas del trabajo que se asocian a la alfarería en la provincia. El expediente de inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz también valora la alfarería como actividad potencialmente sostenible. Así, es sostenible de forma ambiental, económica, social y política en los términos que expresa la Carta de la Tierra de la conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo celebrada en Río de Janeiro en el año 1992.

La tradición alfarera en la provincia de Jaén cuenta con numerosos vestigios arqueológicos. En Andújar, destacan los alfares íbero-romanos de Isturgi en la pedanía de Los Villares, que fue un gran centro productor de la llamada ‘terrasigillata’, en los siglos I y II de nuestra era. Se caracterizaba por su color rojo y llegó a través de la cuenca del Guadalquivir al norte de África y Mauritania. En Baeza, por su parte, han aparecido restos cerámicos prehistóricos en diferentes localizaciones. Los más representativos son el poblado de la Fuente de la Piedra, Puente del Obispo, Estación de Begíjar, Puente de Mazuecos y el conjunto histórico del Cerro de Alcázar.

En la localidad de Arjonilla se da cuenta de este saber acumulado desde la Edad de Bronce en los restos encontrados en Cerro Venate, que se corresponden con la cultura campaniforme de vasos acampanados, de color rojizo o marrón-rojizo, decorados con bandas horizontales, incisión de temas geométricos o rayados. Por último, en el Fuero de Úbeda, concedido poco después de la conquista cristiana en 1233, ya se hace mención a los trabajos de tejeros y olleros, los que hacen tejas y ollas, regulando los precios y características que deben tener estos materiales