La conocida como ciudad de las aguas y joya del barroco andaluz está a un suspiro de Jaén

Cuentan los lugareños que por Priego de Córdoba no se pasa, sino que se va para siempre. Un dicho popular que refleja a la perfección las sensaciones que percibe el viajero al descubrir este hermoso pueblo de la Subbética cordobesa. Y es cierto, hasta Priego de Córdoba, situado a escasos kilómetros de la Sierra Sur jiennense, hay que ir deliberadamente, y lo mejor es dejarse seducir por los encantos y el embrujo que desprenden cada uno de sus rincones monumentales y paisajísticos.

Con una población de algo más de 22.000 habitantes, Priego de Córdoba tiene, no obstante, un enclave privilegiado, en un cruce de caminos en el corazón de Andalucía, en pleno parque natural de las Sierras Subbéticas (también declarado Geoparque) y dentro de las rutas del Califato y de Caminos de Pasión. Pero si hay dos elementos singulares sobre los que se apoya su oferta turística estos son su inmensa riqueza fluvial (la ciudad de las aguas) y el hecho de ser la joya del barroco cordobés, y eso son palabras mayores.

Los ríos y arroyos han ido modelando el paisaje urbano y también las sierras de su término municipal, donde han ido apareciendo profundos cañones. Y ha sido el arte popular el que ha ido transformando algunas de las surgencias que abastecen a la población. Es el caso de la monumental Fuente del Rey, la más emblemática, con más de un centenar de caños. El entorno de la Fuente de la Salud (Fuente del Rey vieja) y la Fuente de Neptuno (Fuente del Rey nueva) suponen una combinación perfecta de arquitectura y escultura con un marcado carácter mitológico y el estilo barroco, tan arraigado en la población durante los siglos XVIII y XIX.

El otro elemento diferencial de Priego de Córdoba es su arte barroco, que surgió a la sombra de su floreciente industria de la seda. Las plazas, fuentes, edificios públicos y, sobre todo, las iglesias fueron modificadas por esta política de reforma aportando una gran unidad estilística. La denominada Escuela de Priego reunió a un grupo de artistas desde finales del siglo XVII al primer tercio del s. XIX.

La obra maestra del barroco andaluz es la iglesia de la Asunción, que alberga su gran joya en su interior, la capilla del Sagrario, donde sorprende el juego de sus tejados por el contraste entre sombras y luces. El artista Francisco Javier Pedrajas fue el autor de la decoración rococó allá por el año 1784.

Arriba, la Fuente del Rey; sobre estas líneas, Sagrario de la iglesia de la Asunción y encina centenaria en la casa museo de Niceto Alcalá-Zamora.

Otro de los alicientes de Priego de Córdoba es pasear por sus calles, en especial por el barrio de la Villa, de inspiración medieval y musulmana y hermano de los barrios andaluces con mayor tipismo, como el Albaicín de Granada o la Judería de Córdoba. Un entramado de calles estrechas y laberínticas donde sobresalen la armonía y la belleza de sus casas y el resplandor unísono de la cal. Los vecinos son los artífices principales de la belleza de este barrio gracias al esmero con el que cuidan un sin fin de macetas que cubren todas las fachadas de las casas. Cualquiera de estas callejuelas desemboca en el balcón del Adarve, un mirador sobre la Subbética que abraza un paisaje de excepcional belleza. En ese paseo encontramos una escultura de Joselito, en recuerdo de que fue aquí, en Priego, donde rodó la película «Saeta del ruiseñor».

Y antes de abandonar el casco urbano es conveniente realizar una visita a la  Casa Museo de Niceto Alcalá-Zamora. El que fuera primer presidente de la II República española nació en una bella casa señorial del siglo XIX de la calle Río. En su primera planta, además de numerosos objetos y documentos originales de la época, se encuentra el sofá donde fue encontrado muerto el político prieguense en 1949 con el reloj parado a la hora exacta y la luz siempre encendida en recuerdo de su memoria. En su patio exterior emerge una espectacular y exuberante encina centenaria, cuya majestuosidad apenas se destaca en las guías turísticas locales.

Priego de Córdoba, con una veintena de aldeas en su término municipal, tiene también una inmensa riqueza natural y paisajística. Rincones de ensueño junto a un paisaje de ribera y donde el olivar configura toda la armonía de un territorio mágico. Un olivar de montaña, con grandes pendientes, un olivar de secano que deja un aceite de oliva de excelente calidad y que contribuye a fijar población y a luchar contra la España vaciada. De ese olivar sale el aceite de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Priego de Córdoba, que presume de ser la más galardonada a nivel mundial, con más de 2.300 premios recibidos en sus 25 años de historia.

Se trata de unos olivares de montaña de los que se salen unos aceites de fruta fresca de aceituna de excelentes cualidades saludables como consecuencia de su mayor porcentaje de compuestos fenólicos y elementos volátiles, como destaca la experta catadora Francisca García. Un aove que tiene como principales variedades a la hojiblanca, picual y multivarietal (coupage), aunque la joya de la corona es la autóctona picuda. La DOP se extiende a lo largo de unas 30.000 hectáreas de olivar (en su mayor parte olivar tradicional con pendientes de hasta 1.300 metros) pertenecientes a los municipios cordobeses de Carcabuey, Fuente Tójar, Almedinilla y Priego de Córdoba.

Una calle del Barrio de la Villa, y un parque de Priego de Córdoba.